FELIZ ANIVERSARIO.

Hago un puchero ante las palabras que les dice a mis padres pero ahora nada más me importa más que ser su esposa, le enseño la lengua y sonrío recibiendo sus besos, sello sus labios con los míos y lo beso con amor -Nada de arrepentimientos- digo entre susurros sobre sus labios, sonrío y lleno sus labios con besos cortos -No podrás arrepentirte amor... seré tuya- eso era lo más importante, estaríamos juntos y yo le pertenecería más de lo que ya le pertenecía -Seremos marido y mujer- seguía besando sus labios mientras lo abrazaba por el cuello -Por mucho este es mi mejor aniversario- volví a perderme en sus labios besándolo con total entrega y aferrándome a su cuerpo con fuerza.

Mordí su labio para terminar el beso y sonreí -Eres lo mejor que me ha pasado y sí, estoy loca, pero loca por ti- le guiñe el ojo sin dejar de verlo y acariciando su cabello son las yemas de mis dedos -Si estar a tu lado me mantiene loca no quiero volver a saber que es estar cuerda- me abracé a él y empecé a besar su oído mientras iba diciéndole cuanto lo amaba.

-Si esto es un sueño no me despiertes- recargué mi cabeza en su hombro respirando el aroma de su cuello y besándolo con lentitud -No me despiertes- mi voz era un susurro.

Me acurruqué a su lado, en nuestra cama, sólo escuchando nuestras respiraciones, su pecho es mi mejor refugio y dejo que me llene de besos -Seré tu esposa...- sonreí y abrí los ojos mientras sentía sus caricias -Quiero ser todo para ti, te pertenezco absolutamente, cada parte de mí es tuya y vibra por ti- cuando dije esto reaccionó mi cuerpo a sus caricias sobre mi espalda ocasionando un ligero estremecimiento de pies a cabeza -Ves, es verdad lo que digo- sonreí como sólo él podía hacer que sonriera, él era la única persona que me podía sacar una sonrisa sincera cuando me sentía mal, su sola presencia me devolvía la felicidad necesaria, nunca estuve más segura de compartir... no, no quería compartir mi vida, quería entregársela, entregarle mi vida por completo sólo a él -Mi vida es suya, desde hace cinco meses y hasta que la eternidad acabe- me acurruqué en su pecho como si buscara algún refugio abrazándolo con todas mis fuerzas.

Escucho con atención sus palabras y hago un gesto un tanto raro en respuesta a ellas, después sonrío y beso su cuello en respuesta a sus susurros en mi oído, levanto un poco la cara para quedar a la altura de su oído -Tuya sin límite de tiempo, tuya todo el tiempo que quieras, tuya para cuando me necesites, tuya en la manera que tú quieras, sólo tuya mi amor, desde hoy y hasta después de que ya no quieras que lo sea- besé su oído y me alejé un poco de él -Ahora no sé cuanto quiera yo que tú seas mío- hice un puchero como si estuviera pensando -Pero tengo una idea- sonreí y toqué su nariz con mi dedo -Serás mío no importa cuanto, sólo importa el ahora, ya después veremos el mañana, tendrás mi vida en tus manos junto con mi corazón y cuando ya no los quieras me los devuelves aunque no sé si yo quiera regresarte tu corazón, creo que lo he cuidado bien- besé su mejilla.

Sus palabras me desconciertan y me quedo un poco confundida con lo que me dice mientras recibo su beso en mi frente y veo su sonrisa dibujada en su rostro, cada uno de sus besos son tan gratificantes que no me imagino probando los besos de nadie más ni estar en los brazos de otra persona que no sea él -Señor Romanus déjeme decirle que usted definitivamente me sorprende...- empecé a besarlo sintiéndolo cerca de mí y que sus manos me indican que no quiere que nos separemos, ni siquiera lo tiene que decir por que yo también quiero estar de este modo con él, cerca y no moverme mientras él esté a mi lado.

Acaricio su espalda con lentitud mientras sigo el beso y me separo de sus labios lentamente disfrutando hasta el último segundo -¿Porqué él?- susurro sobre sus labios viéndolo a los ojos acariciando su nariz con la mía, definitivamente lo disfruto y el momento es el mejor que nadie me podía haber dado -Sí amor ya hablaremos con mis padres... ahora sólo quiero verte y estar contigo hasta que me dé cuenta de que todo esto es verdad, que sólo tus besos, tus caricias y tus palabras me indiquen que no estoy soñando, que mi realidad es aún más bella que mis propios sueños, sólo eso amor, quiero creer que seré tu esposa- sonreí sobre sus labios respirando su aliento que me invitaba a volverlo a besar.

Siento como mi corazón se acelera con sólo su roce, muerdo su labio ligeramente y después lo veo con cara de quererle pegar pero también ocultando una sonrisa -Sólo T-U-Y-A- esperaba que algún día lo creyera de tal forma que no hubiera ninguna duda al respecto ni celos innecesarios con respectos a mis amistades, vuelvo a besarlo con deseo de entregarle todo mi amor y todo mi ser, yo sé que le pertenezco y quiero demostrárselo en todo momento -Te amo- son los susurros que salen de mis labios entre los intervalos que separo mis labios de los suyos, era real, era mi más hermosa realidad, sería su esposa, sería su compañera de eternidad.

Aferro su mano como él aferra la mía y pongo nuestras manos unidas en mi espalda para estar más cerca de él -Soy la mujer más feliz del mundo- lo ví a los ojos y besaba sus labios con besos cortos.

Era muy difícil razonar cuando me besaba de esa forma, la forma en que jugaba hizo que necesitara más ese beso que me estaba prometiendo, acaricié sus hombros mientras nuestros labios apagaban la sed que sentían, ¿qué hacer? si aquí me podía pasar toda la vida sin necesitar nada más -Por mí, así me quedo toda la vida- puse una mano detrás de su cuello y lo atraje hacia mí para besar su oído mientras susurraba todo lo que sentía por él lentamente.

Enredé mis dedos en su cabello mientras seguía jugando con su oído y mis labios -Es usted lo más maravilloso que me pudo pasar en una eternidad- no me quería mover, no quería dejar de sentir que era mío -Los planes son tuyos amor, yo haré lo que tú quieras- besé su cuello mientras lo recorría poco a poco.