Dulce soledad interrumpida

Era él… era él pensaba y pensaba sólo en esa palabra… era él… así tan mal desecho su mirada deslumbrante no brillaba ahora, algo le había pasado y una parte de su alma estaba destruida. Pude sentir su dolor y la conjunción de sentimientos me dejó en shock.

Obviamente él no me recordó, que esperanzas podía albergar mi corazón de eso, Eline era mi mejor amiga si, sinembargo y pesé a que la mayor parte del tiempo estábamos en su casa su hermano nunca nos tomaba en cuenta, se ocupaba de sus asuntos, tan fuerte, maduro y responsable eso era lo más especial de él y siempre lo visualicé como el invencible ahora lo veía tan mal tan indefenso tan hesitado de algo…

Una parte de mi querría echar a correr como era mi costumbre cuando Lovera cerca, ahora no lo haría el necesitaba algo, quería abrazarlo y demostrare que no estaba sólo, la timidez me venció y seguí allí sentada mirándolo.

Total no me recuerda tomé aire, me puse como tomate, nunca en toda mi vida había estado en ese estado, lo abrace: -Todo va a estar bien-le susurré al oído.

Seguía sin creerlo la calidez de su cuerpo junto al mío gracias a este abrazo, de repente se separo tendría algo malo yo, olía mal o porque se alejó así… recuerda boba eres una desconocida no te recuerda pesé a que el fuera el protagonista de tantos sueños tuyos-me dijo mi voz interna. Intentó sonreír pero su mirada no se iluminó, estaba deshecho, quién pudo ser tan cruel para hacerle esto.
-Este… yo…-tartamudee de nervios- yo… si también soy inglesa… de Liverpool específicamente un gusto conocerte… Patrick-pronunciar su nombre me dio un vuelco en el estómago-pro… probablemente no me recuerdes-yo a ti sí… cómo olvidarte-soy amiga de Eline tú hermana-me puse aun más roja.

También pedía guardar discreción con respecto al apellido, asentí ante esa pregunta de si sabia el verdadero.

-No…no se preocupe yo guardare ese secreto, es… algo de ustedes que no me incumbe… Mi nombre es Danna Gallagher… y… y… no su… su hermana no me mando a verlo… yo estaba por el parque… pensando y pues lo escuché me acerqué… nisiquiera sabia que era usted-seguramente el tomate era pálido a mi lado ahora.

Debía deci4r algo más o callar, no sabia peor me volvía tartamuda, parecía tonta seguramente el me vería así y menos me recordaría, es me deprimía un poco.

Permanecer en medio de la oscuridad solo mirándonos me ponía aun mas nerviosa y el color ya era caso perdido no podía hacer nada, él aprecia también algo sonrosado pero seguro estaba viendo mal, nunca estaría así por alguien como yo, o talvez fue a situación, Comenzaba a recordarme, no me había olvidado del todo eso me hizo sentir feliz.

-Este… justamente me a acabo de topar fue… raro increíble extrañaba tanto a mi amiga y de repente en medio del centro comercial la vi a lo lejos… le grité, volteó y se acercó a saludarme, ella es una persona especial para mí-como tú pensé para mis adentros y una nueva ronda de color me inundó-es la única gran amiga que he tenido.

Me quedé sentada en mitad del parque sin decirle una sola palabra, él se estaba yendo seguramente ya lo había aburrido, era natural aburrir a alguien así, además seguro su corazón estaba tan roto que lo que menos deseaba era hablar con casi una completa desconocida, eso me deprimió un poco y sin embargo no podía hacer nada más, me hubiera gustado poder ayudar más, que sintiera apoyo, en fin.

Me recosté en la banca y comencé a pensar, no quería llegar aun al hotel, no tenía ganas de sentirme aún más sola en ese terrible rincón, pensé en llamar a Eline pero ella tenía que consolar a su hermano, él la necesitaba más que nadie en el mundo.

Escuchar el ruido del viento golpeando los árboles, el mecer de las ramas y el canto de las criaturitas que se resguardaban en central park me refugiaba me hacían sentir que no importaba nada, no estaba sola ellos estaban allí.

Sonreí tranquila, de repente un hombre vagabundo se acerco y rompió mi concentración.

Él tipo me miró feo y comenzó a reír diciendo palabras grotescas con respecto mío, yo iba a correr, pero él me arrinconó en la banca sin dejarme escapar, comencé a gritar espantada.

-Suélteme, no se acerqué, NI LO PIENSE.

Estaba temblando normalmente hubiese reaccionado y si me hubiera molestado lo hubiera espantado sola pero ahora me tomó por sorpresa cuando yo seguía pensando en la situación ahora él aparecía y me salvaba de él tipo... mis labios no pronunciar palabra alguna quede enmudecida sumida en una especie de desconexión total de cada una de las partes de mi cuerpo.

A duras penas pude mover la cabeza cuando me preguntaba cosas, si lo oía distante pero mi voz por más que lo intentaba no llegaba. Él me miraba aterrado y yo no podia decir estoy bien no me hizo nada estaba en shock.

Noté la cara de susto que tenía estaba desesperado, y yo sin poder hablar, me tomó de la mano caminamos y en cuanto estuvimos ene la avenida llamó a un taxi.

Me abrazaba, estaba abrazándome era un sueño hecho realidad no de la manera en la que me gustaría pero igual estaba entre sus brazos.

Nos subimos al taxi mientras con trabajo respondí: -Eh… eh… no… no por favor me… mejor otro lado… necesito respirar, calmarme-logré articular

Lo miraba de reojo en el taxi, no podía evitarlo no tenía idea de a que parte íbamos, y no es que me importara podría ser cualquier lugar, el susto comenzaba a ceder.

No tenía ganas de comer nada, tenía un nudo en el estomago y no por causa del susto… sabía muy bien a que se debía pues muchos años atrás ya estaba conmigo… y a hora nuevamente tenía esta sensación que creía que no estaba más en mi.

Lo miré mientras seguía como tomate, tímido él tímida yo…

-Me parece una buena idea-dije la verdad lo acompañaría mientras comía nos e me ocurría otra cosa y no quería quedarme sola me daba miedo pensar en eso.

Bajamos del taxi en el sitio en el que chofer nos indicó. Llegamos a un lugar que parecía estar vacío, la mesera se lo comía con la mirada, no era muy agraciada pero si más que yo y cuando me vio sonrió creyendo claramente que si yo era su novia no era tan guapa y podría fácilmente conquistarlo.

Me senté a su lado tratando de respirar profundamente y pensando. Ya me sentía mucho mejor después del gran susto que había pasado.

La mesera llegó enseguida con la carta y no quitaba ojo de Patrick lo miraba casi babeando, eso me incomodo me hizo enojarme por alguna extraña razón.

Estaba mirándolo de reojo cuando nuestras miradas se cruzaron no pude evitar un sonrojo y mirar hacia otro lado. Estaba nerviosa y mi estomago anudado no podría ingerir nada aunque lo quisiera.

-Una agua está bien-le dije a la mesera aunque ella no me preguntara-me trajo… un negocio de los viñedos de mi padre…-y ahora hablaba como loro- él quiere… que comencé a hacerme cargo de ellos, por eso estoy aquí-dije mirándolo timidamente.