Oculto Amanecer

Estaba que segura de que faltaba poco, pero tenia que apurarme el cielo estaba muy oscuro y pronto amanecería; tenia que llegar a mi destino antes de que el sol apareciera. El lento andar del caballo empezaba a desesperarme y no podía ir muy rápido con él porque seguramente terminaríamos perdidos.
-¿Falta mucho?- pregunté a mi guía en un perfecto español. El hombre, un mexicano de unos cuarenta años, sonrío levemente.
-No más tiempo del que nos llevo adentrarnos, señorita- contestó muy tranquilo, asentí levemente.

La selva quintanarroense era tan diversa, habían tantos animales y plantas que no se encontraban en ningún lugar; además tenía ese aura mágico, producto de tantas leyendas mayas... Y estaban también las playas ¡Oh, Dios! ¡Que hermosas playas tenían! El mar turquesa besando las blancas arenas y el suave sonido de las olas, como si de un arrullo se tratara. Sonreí para mi misma, pensando en aquel hermoso paisaje; pero eso no era lo que mas me gustaba de ahí... Era más bien los asombrosos amaneceres que podía vislumbrar ahí.

-Llegamos, señorita- me dijo el guía. Parpadeé sorprendida y revise mi reloj, faltaba poco más de diez minutos para que el sol apareciera. El hombre me ayudo a desmontar, sonreí agradecida y acaricie el rostro de mi caballo
-Gracias, precioso- susurré, miré al hombre-Muchas gracias sr. Memo- añadí y despues empecé a buscar mi cámara fotográfica. Hice todos los ajustes necesarios y me senté en el suelo, esperando ansiosa el alba.

Pronto el horizonte se empezó a iluminar, al igual que el flash de mi cámara.

Muchas fotografías después, me encontré con los pies remojados en el mar. El sol calentaba mis mejillas, suspiré largamente y luego mire hacia atrás, percatándome que el guía y los caballos no estaban solos, una persona más hablaba con el hombre.

Me acerqué extrañado, la playa donde estábamos era una de las pocas que seguía sin ser "destruida" por los turistas. Si yo había logrado llegar ahí fue después de muchas, muchas pruebas de no diría la localización.
-Buenos días- dije cuando llegue junto a ellos.

Era una mujer alta y hermosa... Demasiada hermosa... Colgué mi camara en mi cuello y extendi mi mano.
-Sophie Milles, mucho gusto- dije en español, ya que no sabía que idioma hablaba. La mujer miró la camara con algo de desagrado -¿Le molesta la camara, señorita?- pregunté con preocupación. Ella me miró y negó con un gesto. ¿Quien sería aquella mujer? se me hacía tan raro que llegara a esta playa. El señor Memo me miraba de igual manera, quizas pensaba que yo le había dicho a ella de la playa.

Estaba perdida... ya decía yo. Miré al Sr. Memo y le sonreí.
-Sólo se perdió, yo lo arreglo- le dije riendo, el hombre parecio mas tranquilo y se fue a cuidar a los caballos. Volteé a ver a Sari y aun sonriendo -Pues va a ser bastante dificil que salga de aqui sola... De hecho ni yo me se ir. si gusta esperar hasta el atardecer se puede ir conmigo- ella hizo una mueca, no se veía muy animada a quedarse. Me acerqué a mi bolsa y guarde la camara, no la necesitaría hasta el crepusculo -Soy fotografa, usualmente viajo a lugares desconocidos... Se me hizo muy extraño encontrarla aqui- admití. Me senté en la arena y la invite a hacer lo mismo.
-Este es un lugar hermoso, debería disfrutarlo un poco- sonreí mientras me quitaba la blusa, quedandome en el top de mi traje de baño. Acerqué mi bolsa y saque el bronceador. Me aplique un poco y lo volvi a guardar -Las personas de la comunidad que estan cerca de aqui, dicen que el atardecer es precioso, quiero verlo por mi misma... Deseo ver todos los lugares mas bellos del mundo... pero estoy segura de que una vida no alcanza.

Tiempo y belleza... Dos palabras comunes, que para mi tenian un gran significado. Sonreí enigmaticamente.
-Se que algun dia conseguire el tiempo para conocer esos lugares- saqué mis gafas de sol y me tendi en la arena, todavia estaba fresca, ya que era todavia temprano.

-¿Así que tu tour te dejo? Yo pediría que me reembolsaran el dinero- dije riendo. Sari se acostó a mi lado y nos quedamos viendo el despejado cielo azul -Amo este clima, le hace mucho bien a mi piel... En New York quedo muy palida, pero aquí adquiere un bronceando saludable.

Sari parecia sorprendida cuando mencione New York, alcé mis gafas y la miré con una sonrisa.
-Nací en los angeles, y desde hace unos años vivo con mi tío en New York... Es mi segundo hogar, ya que desde pequeña solía frecuentar la ciudad... Mi familia es muy apegada a mi querido tío- la mujer se rocostó nuevamente, así que seguí su ejemplo.
-Por tu reacción supongo que eres de New York... o tienes cierta relación con la ciudad- me quede pensativa un momento... sentía que esas palabras eran muy... adultas... debía pasar mas tiempo con John, su alma vieja parecia afectarme. Reí levemente ante mis malños chistes.

Sentí mis mejillas sonrojarse, Sari si se había dado cuenta de las expresiones que usaba. Llevé mi una de mis manos a mi cabeza y sonreí apenada.
-Solo 18- reí levemente; Sari me miró como estudiandome -Se que a veces no hablo como una chica de mi edad, me lo han dicho muchas veces- ella sonrío. Tomé de mi bolsa una revista de fotografía y me puse boca abajo, era momento de emparejar mi bronceado.

-Se me hace raro que mi tío no me haya hablado- pense en voz alta... Normalmente John me hablaba cada dos horas, en este fin de semana solo habia hablado unas tres veces... Andaba muy raro en los ultimos días. Hojeé la revista distraidamente y luego miré a Sari.
-No eres tan comun como parece, ¿verdad?- no tenía pruebas concretas, solo mis presentimientos.

(OFF: Sari, en el foro... Los vampiros no brillan... y tu eres mestiza... solo eres un pco mas palida que un humano normal.... perdon si es molesto, pero me gusta seguir con los canones que se pusieron ToT no te enojes por ello)

Observé su piel con cierta asombro su piel, era palida y levemente brillante. Volví mi vista a la revista y sonreí levemente.
-Mi tío me protegé... de seres como tu... o alguno de tus padres... realmente no se nada sobre tu familia, pero... estoy casi segura de que eres como mi tío... por eso no te temo- miré a Sari sonriendo ampliamente.

La chica parecia sorpendida por mis palabras. Seguí ojeando la revista, podía sentir la mirada de mi acompañante sobre mí. Sin duda estaba perpleja... Me preguntaba como es que había soltado aquella valiosa información con tanta rapidez... En New York había conocido unos cuantos vampiros, y siempre había tardado mucho tiempo antes de poder confirmar esos presentimientos.
-No me temas... no dire nada... soy buena guardando secretos- puse un dedo sobre mis labios y guiñe un ojo.

(off. me alegra que lo menciones no te preocupes jejejeje, como me voy a enojar? =P)

Ok estaba tratando de entender todo o que esta chica estaba soltando de su boca, fué demasiado rápida esa infromación de tu tío, y ella mis padres o seres como yo... como era posible que supiera de mi existencia o bueno al menos de raza me atonté dejándome caer de cara sobre la arena para asimilarlo todo pero no pude, levanté de nuvo la mirada hacia ella con miles de preguntas que me contestó mientras ella despreocupadamente leía la revista, estaba a punto de comenzar mi interrogatorio cuando me dió el comentario de los vampiros solté un bufido que casi araña mi garganta, me puse en pie rápidamente cuando se asomó por encima de la revista mencionando que no temiera bah... no me interesaba eso yo tenía otros intereses.

-Bueno... ya me has hecho desbalanzearme un poco pero explícame como es que supiste que soy exactamente y sé que no dirás nada asi que tampoco me preocupa demasiado - me dejé tumbar de nuevo en la arena tapándome los hombros mientras ella me sonreía complaciente.

-No se como lo supe... Sólo ... lo supe- sonreí alegremente -Suele pasarme, desde pequeña... simplemente se cosas... Te lo repito, mi tío es como tu- Me sente junto a ella y tomé mi blusa, me la pusé porque ya empezaba a sentir mis hombros arder -Él no es mi tío en realidad... Es mas como mi... tatara-tatara.... muchos tatara-abuelo- la chica abrió los ojos sorprendida.

Miré el hermoso mar turquesa. Le sonreí a Sri y me levante de la arena; sacudí los pequeños granos pegados a mi piel y le extendí mi mano.
-¿Vamos a nadar?.

Emepzamos a lanzarnos agua, era muy divertido tener compañia. Normalmente viajaba sola, así que tener a alguien con quien compartir esta experiencia.

El cielo empezó a teñirse de rojo; volteé a ver a nuestro guia, quien movia los brazos para llamar nuestra atencion.
-Vamos, Sary... ya esta oscureciendo, y si vamos a entrar a la selva será desagradable... de noche hay muchos insectos- salí del agua junto a la chica, tomé mis cosas y me puse un pants que tenía guardado, sin importarme si mi ropa se mojaba. Cogí mi blusa y me vestí antes de volver a donde estaba el guia.
-Apurate, Sari- subí al caballo y le extendí la mano -tendremos que compartirlo, ya que solo hay dos- la joven asintió y subio conmigo.