Soltando a la bestia

La sed se había hecho constante eh imposible de ignorar. Yo solo me había propiciado tal tormento, queriendo cazar y dejar reinda suelta a la bestia en mi. Clara también quería jugar y pues decidimos irnos al restaurante predilecto de nostros. El central park por supuesto. Abriendo un portal, nos traje al corazón del parque, escondidos entre árboles y arbustos. Aquí siempre había comida, fresca y lista para engullir. Alse el rostro y olisque el aire para ver quien estaba próximo.
- Hémonos aquí mae pettit ¿Tienes alguna predilección para la cena de hoy? En lo personal creo que yo mínomo dos, mujeres por supuesto, su sangre es más dulce, aunque un hombre podría ser ya que es algo más rica...

No estaba de muy buen humor y Gabriel me había llevado a cazar para distraernos y divertirnos un poco. La verdad era que ambos estabamos muy sedientos, era peligroso dejar pasar más tiempo y lo confirmé al ver las pronunciadas ojeras de mi hermano.

-No lo sé Gab...creo que una mujer estaría bien, me hace falta endulzarme un poco el día...

Me interrumpí al percibir la presencia de alguién más...¿Competencia?...no...comida...

Ese aroma agridulce, llenó mis sentidos y me contuve para no lanzarme contra ella. Nos miró y se quedó maravillada con mi hermano, como era de esperarse y a mí, me sonrió.

-¡Qué estupida! ¡Qué mal momento para aparecerse! -pensé

Me idioticé cuando crucé mi rada con aquella muchacha, sus ojos eran totalmente diferentes a los que haía visto en toda mi existencia, las ojeras que proliferaban debajo de sus pestañas eran enormes, las de él también, sin embargo eran completamente distintos a mis padres, me causaban en mi curiosidad pero no miedo en lo absoluto.

- Buenas noches a ambos - saludé cortesmente - Me sorprende realmente encontrarme aqui algunos de ustedes - Sonreí con inocencia.

La chica había posado los ojos sobre mí, con una expresión tiesa como el yeso, su nariz estaba un poco corrugada, sabía de la mitad semihumana los atraía, tomé dos pasos hacia adelante con una respiración en el proceso. - Soy Sari Zylberstain- extendí mi mano presentándome.

Tuve el instinto de alejarme y gruñir cuando extendió su mano hacia mi.

-¡Que mujer tan fatidiosa! -pensé, mientras intentaba controlarme

Me puse en pie y finji la mejor sonrisa posible mientras contenía la respiración. Me acomodé mi vestido blanco y le tomé la mano.

-Mucho gusto, soy Clara Covenan

Miré a Gabriel que no había reaccionado y entonces me dí cuenta de lo que iba a pasar.

-¡Gabriel! ¡No!

Realmente esta noche fue la peór noche que esa chica pudo haber elegido para salír a pasear de noche por Central Park, y realmente tenía que tener los peores instintos de supervivencia que haya visto en un siglo. Su sangre me llamaba, estaba demasiado hambriento y hoy no tenía ganas de tener cortesía, ella sería mi cena, su estupides tendría un presio,... su vida. En realidad no comprendía por que Clara estaba haciendo juegos, pero no vi que ella diera señales de que no ella no era partido así que tome cartas en el asunto.

Con los fluidos movimientos de un guerrero y siglos y siglos de práctica me lancé hacia ella en menos de lo que un humano tarda en parpadear. Posé mi brazo alrededor de su esbelta cintura y con la otra tomé un puñado de sus cabellos y le incliné la cabeza vigorozamente y le inqué los dientes justo debajo de la yugular, no deseaba desangrarla tan rápido despues de todo. El grito de clara fue pronunciado justo despues de mi primera succión. Mis instintos me decían que siguiera, pero mi lealtad era mas fuerte y me detube antes de volver a succionar, lamí su cuello para evitar el sangrado y luego la lancé fuertemente contra un árbol. Todo fue tan rápido para esa half-blood que ni tiempo de gritar tubo. Mi manó rápidamente le cubrió la boca. Sus ojos estaban abiertos de par en par, podía ver claramente que estaba completamente confundida y desorientada por lo que acababa de pasar.

¿Que ocurre Clara? - estas fueron las primera palabras que salian de mi boca que escuchaba la half-blood. No estaba de humor para que demoraran mi juego...

Un gruñido fereal salio de mi garganta y un velo rojo se posó sobre mis ojos. Una cosa era que Clara me ordenara detenerme a cazar, es la unica persona a la cual le pasaría cualquier cosa, pero que Callista tenga la estupida idea de creer que me puede quitar a MI presa!, eso ni ella puede hacer. Esta familia ah cambiado bastante, pero ya se acordaran de como son las cosas...
Con destreza y rapideza tome a mi comida de sus manos y la sostube con la mano sobre la boca y a Callista del cuello. La alse un instante para luego bajarla bruscamente al piso donde la sostuve contra este desde su cuello, y entre dientes le dije.- Callista núnca, pero NÚNCA te atrevas a quitarme una presa, y no te atrevas a insinuar poder comerte algo que es mio, es de muy mal gusto..- Noté que Callista no se lo estaba esperando, pero ya estaba harto de que todos hubieran olvidado de como eran las cosas aquí, 4 años y se olvidan de las cosas, eso cambiará, recordaran a las buenas o a las malas. La volví a alsar y la lanzé contra una piedra la cual se hiso añicos. Cuando Gabriel Covenan esta hambriento, que cualquier deidad a la que le sean fieles sus prezas se apiaden de ellos si se cruzan en su camino...

Mi sangre estaba que ardía, como se atreve a decir tal blasfemía esa chiquilla, pero que exactamente le esta pasando a esta familia.

-Callista, para empezar, yo en ningún momento impuse una autoridad de padre, para empezar estas afuera de contexto. Segunda, yo llegue aquí con Clara a cazar, que tu no sepas de los detalles, te exime de cualquier derecho a opinar. Tercera y la más importante -mis venas se llenan de odio de tan solo escucharla decir que tengo que obedecer a Clara como si no lo hiciera. - A Clara yo núnca la eh desobedecido. Tú no tenías por que entrometerte en algo que no te concernía. Seguramente por que no sabés analizar situaciones no te diste cuenta que obedecí a Clara en el instante, pero lo que tu pienses me tiene sin cuidado. Pero no te permitiré que me faltes al respeto con tal blasfemia. Y ahora calla, que estamos de cazería no para discutir asuntos familiares. Voltee a ver a Clara que por la interrupción de Callista no hablo...

-Ya basta Gabriel -dije con voz fuerte y amenazadora. Sentí como mis ojos ardían por la furia contenida en mi interior.
Me alejé un poco de Callista y los miré a ambos por unos segundos. Luego miré a la presa y extendí mi mano hacia ella con la palma hacía arriba. Moví levemente mis dedos y la traje lentamente hacía mí. Estaba hecha un lío: el cabello despeinado, la ropa desarreglada y el cuello sangrando todavía. No tenía siquiera fuerzas para ponerse en pie o levantar la cabeza...pero seguía medio consiente.
La recosté delicadamente sobre mi brazo rodeándola por la cintura. La observé un momento y luego lentamente giré mi cabeza hacia Gabriel quien expectante y tenso miraba cada uno de mis movimientos, gestos, miradas...
Luego miré a Callista, que a pesar de estar preocupada lucia más relajada que Gabriel, entrecerré los ojos al mirarla y luego volví a mirar a la presa.
Acaricié suavemente su cuello y aspiré profundamente su aroma.

-Puedo entender que no se resistan a una presa como esta -me acerqué al cuello de la mujer y volví a aspirar sus aroma -es que...en verdad...

Abrí la boca dejando ver mis colmillos y roce suavemente con ellos la piel de su cuello. Lamí la herida aún sangrante que Gabriel había hecho y clavé mis colmillos en ella bebiendo con deleite su tibia y espesa sangre. La dejé caer sin cuidado alguno al suelo y me lamí los labios para borrar cualquier rastro carmesí que pudiese quedar. Sonreí cruelmente mientras sentía como mi cuerpo absorbía cada gota de vida de la sangre nueva que ahora lo recorría.
Miré a Gabriel con mis ojos teñidos de rojo y en seguida vi como su cuerpo se tensó, me acerqué rápidamente a él y con una bofetada lo tiré al suelo.

-¡Eres un Covenan! ¡¿Entiendes lo que significa eso?! No eres como el resto de los vampiros ordinarios que pueden dejarse llevar por sus instintos. -Me agaché y lo levanté tomándolo por el cuello –Tú no, Gabriel. Debes controlarte a ti mismo…-apreté los dientes y cerré mi mano más fuerte alrededor de su cuello -…sabes bien que si vienes de cacería conmigo y yo no ataco ¡Nadie ataca Gabriel!
Lo aventé contra un árbol que se despedazo en cientos de astillas. Cuando él empezó a levantarse yo moví algunas astillas y se las clavé con furia en la espalda. Lo miré con los ojos entrecerrados y la respiración agitada, mientras sentía el miedo de Callista tras de mí.
Voltee para mirarla y le sonreí.

-Además...osaste atacar a tu hermana...-me acerqué a Callista y le acaricié la mejilla -si Callista, debes tener miedo...

Todo mi ser estaba sintonizado a los movimientos de Clara, esperando una orden o cualquier indicio de lo que Clara quisiera. Cuando vi que empezaba a tomar de la half-blood que yo había empezado a comer, mi instinto quiso que se la arrancara de las manos, quería sacar un gruñido, por que la presa era mía, pero automáticamente, como siempre que es Clara, suprimí esos instintos, por que Clara siempre tiene la razón, y cualquier cosa que sea mío es de Clara.

La vi comer y después dejar caer el cuerpo desfallecido por falta de sangre. Pude ver Claramente que Clara venía hacia mi, que estaba más que molesta, si hubiera sido quien sea, lo hubiera esquivado, pero no a Clara, Clara siempre es especial. La bofetada me tumbó al suelo y permanecí en este, esperando a que Clara acabara, y no tuve que esperar tanto puesto que me levantó y sus palabras hirieron mi ego, mi honor, mi orgullo. Fue un golpe interno. No me había comportado a mi nivel, no me había comportado como un Covenan, no al nivel que Clara espera de mi. Mi autocontrol del cual tanto me jactaba, esta noche no ah hecho acto de presencia. Había olvidado que el honor de la cacería siempre se le otorga a Clara, hasta que ella la inicie, nadie come.

Tomé los golpes con una cara firme, sin un ápice de desafío. Mostrar temor o alguna otra emoción por el estilo no sería estar viviendo a la altura de un Covenan. No dije ni una palabra, no estaba en mi lugar para hablar. Tomé el castigo por mi estupidez. Al estrellarme contra el árbol sentí como unas cuantas esquirlas se habían clavado en mí. Quizá Clara había reforzado estas, me levante lentamente y luego sentí como todavía más se me clavaban. Sentí dolor y tensé los brazos y abrí los ojos, había experimentado peores, pero siempre este no fallaba en enseñarte algo nuevo, estas imprudencias nunca más serían repetidas. Hay quienes pueden odiar y evitar el dolor, pero para mi... para mi el dolor es el mejor mentor, sus enseñanzas son duras, pero garantiza que nunca sean olvidadas. Un "Clara" escapo de mis labios, con devoción, arrepentimiento, sumisión, agradecimiento y aceptación. Clara, Clara, Clara, Clara... todo sea por ti Clara... siempre por ti.

-Clara -escuché escapar de los labios de Gabriel y sonreí complacida un momento.

-Linda Callista...-susurré miestras acariciaba con suavidad su mejilla.

Me di cuenta de como sus puños se cerraron con fuerza y su mandibula se tensó. Acomodé con delicadeza su cabello detrás de su oreja y seguí moviendo mi mano hacia su nuca. Tomé su cabello con fuerza y jalé su cabeza hacia atrás. Su rostro se deformó en una mueca de dolor y sonreí complacida.

-Nunca...¡Nunca pongas mi autoridad en cuestión Callista! -ella intentó hablar, pero no se lo permití - Es una ofensa imperdonable que creas que Gabriel puede siquiera concebir la idea de desobedecerme, no lo hizo y jamás lo hará ¿lo entiendes? Si él me hubiera desobedecido...no estaría con vida -sonreí cruelmente de lado y deje caer a Callista al suelo.

Me hinqué frente a ella y miré su expresión de terror.

Además...-tomé su muñeca y la observe con interés - ¿Quién eres tú para exigir que me obedezcan? -apreté su muñeca con fuerza quebrando poco a poco sus huesos -¡La que está tomando un lugar que no le corresponde, eres tu! ¿Acaso piensas que estás sobre los demás? ¡¿Te crees más importante que el resto de la familia?! ¡¿Crees que eres indispensable?! -En ese momento aprenté tan fuerte su muñeca que no pudo contener un grito de dolor y las lagrimas comenzaron a manchar su rostro.

La solté bruscamente y me incorporé. Me arregle un poco el vestido y luego volvi a mirar a Callista.

-¡Ah! y la proxima vez que tengas tanta sed que no puedas contenerte de quitarle su comida a otros...recuerda que puedes convertirte en el plato fuerte. No esperes que te defienda de nuevo si haces enojar a alguno de tus hermanos.