Reparando los daños

Los chicos nos convencieron de una segunda oportunidad, de luchar por nuestra relación, porque era obvio que aun sentíamos cosas especiales el uno por el otro, era inútil tratar de tapar con un dedo esa cantidad gigante de acontecimientos que habían creado nuestro amor.

El viaje fue incomodo casi sin palabras, tenerlo cerca y no hablar era tan extraño… desde el primer paso en la isla mi mente se llenó de todos esos recuerdos que llegaron de golpe e hicieron que mi cuerpo se estremeciera de felicidad, pensaba, pensaba y pensaba mientras Edward salió a caminar por la playa. Me preguntaba qué estaba sintiendo él.

Me metí en casa a ponerme un vestido más cómodo sin evitar recorrer cada parte de la casa, tantas cosas maravillosas sonreí me Gustav estar aquí de nuevo, no sabía lo que ocurriría de ahora en adelante pero me gustaba fantasear con que solo felicidad.

Salí a la playa descalza con ese sencillo vestido blanco de manta y sin zapatos. La decisión de estar con Edward era la correcta, con Patrick había dejado claro todo desde ese día que ahora sentía tan lejano, el dolor por lastimarlo siempre estaría pero confiaba en que le iría bien y guardaría todo lo que paso en mi para siempre…

Ahora sabia sin quien no podría vivir y que mi corazón le pertenecía como desde el primer momento que lo vi, también mi ser y mi alma si aun la tenía eran sólo de una persona y eso nunca iba a cambiar pasara lo que pasara nunca iba a cambiar, eran de él “sólo de él” sin embargo no encontraba como decirlo, como hacerle saber esas palabras.


Pude ver a lo lejos su silueta dibujada, su perfección iluminada a la luz de la luna y supe que no podía estar más así en esta penumbra sin la luz que me brindaba sin su amor.

Me acerqué hasta el y sonreí lo más ampliamente que pude para que pudiera ver cuan feliz era… para que viera que a su lado no necesitaba de nada ni nadie más.


-Edward yo…

Me estremecí al probar sus labios, al oír sus palabras puras, al tenerlo así cerca al estar entre sus brazos, no deseaba otra cosa más que esto, estar así eternamente.

-Mientras estás aquí a mi lado, no necesito nada más, nadie más. No me importa que el mundo se caiga o llegué a su fin, eres lo mejor que me a ocurrido en la vida, conocerte es tan especial. No necesito aire, ni oxigeno, no necesito nada en realidad más que mirarte, abrazarte, amarte y que me ames… muero porque me sigas tomando así con tanta delicadeza, sujetes mi mano, me toques una canción, me tararees al oído, me abraces, estés aquí, así queriéndome, amándome… quiero ser eso y más sólo para ti Edward hacerte olvidar el pasado, borrar el dolor de tu corazón, las dudas se fueron, mi enfermedad y enfermero llegó de nuevo y no necesito nada más nada más-sonreí-Te amo te amo te amo te amo!-comencé a besarlo tiernamente y la intensidad ascendía con cada rose de su miel…

Sus palabras...sus dulces palabras hicieron que tambièn sintiera que mi corazòn palpitaba nuevamente, que recobrara el sentimiento como si algùn palpitase y mi pulsose acelerara sòlocon eso,mi respiraciòn se agitaba nuevamente y la hiperventilaciòn llegaba.

Lo besèlalafrente y en ambas mejillas.

-Edward Cullen, el dìa en que tu llegaste a mi vida supe que ese mismo dìa comenzaba a vivir... antes habìa sido como un sueño sin nada, como estar en un vacìo desierto, vivìa, comìa respiraba y hacia todo normal y monòtono, pero justo el dìa que llegaste todo cambio, se iluminò, me hiciste sentir amada especial, y disfrutarcada instante sabiendo lo que es amar y ser amada. Me convenciste de casarme convirtièndolo en el màs màgico momento... Perdonas mis errores y me amas asì sin màs, ¿còmo no podìa amar a la ùnica razòn de mi existir, a la ùnica razon de que quiera vivir una eternidad?

Querìa tocar su rostro angelical, tenerlo entre mis manos, besarlo y amarlo. Acariciè su mejilla una y otra vez, y bese toda su cara tiernamente.

-Todo este tiempo yo estuve perdida, me sentìa sola te extrañaba, cada instante cada palabra, y cuando te vi, cuando volvistela vida regreso a mi... pero ¿Què ocurriò todo el tiempo que no estuviste tu a mi lado dulce amor? ¿dònde estuviste? ¿Què hiciste? si no quieres hablar no lo hagas sòlo besame por todos esos dìas y noches en los que no estuviste aquìjunto a mi... recuperemos cada instante, acariciame, mimame, amame-dije rosando con mis labios los de èl.

Él y yo solos vigilados por la luna llena, como dos amantes que nada temen, que han vencido la peor batalla y comenzado con la dicha nuevamente. Eso era lo que Edward y yo haríamos, dejar todo lo malo atrás y amarnos, amarnos mucho.

El roce de sus caricias con mi piel me hizo estremecer, sus manos sobre mi cuerpo nuevamente, tiempos inmemorables, ansiados de vuelta aquí. Sus besos me enloquecían, debía saber esperar, debía dejarlo dar el primer paso aunque sabía que él lo deseaba tanto como yo, quería que él lo iniciara todo.

Mi respiración se aceleró con los besos sobre mis piernas, comencé a besar sus labios y después tracé un camino hacia su cuello, sus hombros y nuevamente su boca, quería dejar grabados mis labios en su piel para decir que su cuerpo, su alma y su ser solo eran míos y de nadie más, como todo mi ser ahora y siempre solo serian de él.

El reconocimiento de su suave tacto sobre mi cuerpo era dulce y tierno, temblaba bajo su calidez. Mi ser confesaba que el único dueño de todo era mi dulce Edward.

Sus palabras en mi oído, mi cuerpo temblando ante su tacto, y él levantando delicadamente mi vestido, haciéndome perder el control poco a poco, no podía dejar de besarlo, quería que sintiera todo este amor que tenía guardado para él, sólo para él, este amor que me hacia vivir y respirar.

Entrelacé nuestras manos cuando terminó de quitarme el vestido las miré unos segundos y después las coloqué alrededor de mi espalda quería que me abrazara fuertemente, que me hiciera sentir que le pertenecía sólo a él, y quería que el fuera solo mío.

Besé su cuello, me acerqué a su oído y murmure:-Edward Cullen te amo como a nadie eh amado en toda mi vida y como a nadie más amare en toda mi eternidad, porque este cuerpo, este ser es tuyo en cuerpo y alma-besé el contorno de su cuello.

Sus palabras me entusiasmaron, me hacían sentir lo especial que era, lo afortunada al haber logrado encontrar entre tantas personas a esa media mitad que era justamente la necesaria para completar mi ser.

Las sonrisas, la tranquilidad, la calma regresaba a mi después de tanto tiempo, por fin podía abandonar a esa soledad que me embargaba desde que él no estaba.

Su besos por mi cuerpo me hacían estremecerme y desear que siguiera más y más por cada rincón de mí piel necesita su piel, su aroma, su aliento.

Cuando me colocó en la tibia arena supe que el momento ansiado se acercaba, que por fin volveríamos unirnos en un solo y maravilloso ser, el ser más perfecto que podrían formar nuestros cuerpos, y sus labios en mis pecho, que siga esta linda sensación.

-¡No pares Edward por favor!

Comencé a buscar con mis manos la manera de liberarlo del pantalón a tientas sobre su cuerpo, ya no podía más necesita estar entre sus fuertes brazos en la sola y completa desnudes, hacerle sentir que mis palabras eran ciertas y que era suya toda suya. Que pudiera sentir un poco de la magia que yo sentía cuando entrábamos en contacto.

Empecé a besar su pectoral, cada uno de los rincones de su cuerpo era el camino que seguía mi boca, sus labios, su aroma, los gemido comenzaban a empezar con el solo hecho de estar entres sus labios, logré despojarlo del pantalón y dejarlo en boxer, pero que más daba ahora venia la parte importan la parte en el que él me hacia sentir la mujer más especial del mundo y tomaba cada célula en mi que eran solo de él.

-Te amo, que quiero, te deseo y solo soy tuya, solo tuya dulce amor-eran mis respuestas ante sus palabras que tanto bien me hacían escuchar.