Blanco majestuoso...

Cuando me doy cuenta de cuán inmenso es el universo más humilde me siento ante la majestuosidad de la naturaleza. Me habían dicho que alaska poseía grandes lagos y montañas, y al verlas con mis propios ojos no pude dejar de asombrarme y de notar que sólo somos un punto en el espacio. Me senté en el borde de una roca y contemplé el paisaje por largo rato, en silencio... Reflexionando, tratando de encontrar el porqué de las cosas... me sentí en paz conmigo mismo después de mucho tiempo de odiar todo, incluso a mi mismo.

¿Mis ojos me estaban jugando una mala pasada? ¿realmente Sari estaba ahí, en frente de mí? me levanté del suelo un tanto aturdido pues no acababa de asimilar lo que estaba sucediendo.

-Sari - dije asombrado aún - ¿Qué..? ¿Qué estás haciendo aquí? - huebiese sido más cortés haberle saludado como marcaban los cánones pero me había quedado "casi" sin palabras. - No puedo creer que estés en Alaska.

De nuevo me había mirado con esos ojos deslumbrantes que me habían hecho trastabillar en el acantilado, sentí de pronto un calorcillo que me recorría la espalda. << si, soy yo, pero prometo que no te estoy siguiendo>> -Ah, no te preocupes, no he pensado tal cosa, pero ahora me doy cuenta que el mundo es demasiado pequeño. Pero es un gusto volverte a ver - me acerqué y le di un beso en la mejilla - En serio me da gusto que estés aquí.

Nos sentamos un ratito a contemplar el paisaje nevado, hablando de cualquier cantidad de cosas (era muy buena platicando) hasta que el hambre se hizo presente, ella llevó su mano al estómago diciéndome que moría de hambre.

-Cierto, es hora de comer, el tiempo se ha ido volando ... eh, déjame ver que traigo en la mochila.

No llevaba gran cosa, salvo un par de chocolates (para dar energia) vino tinto en un frasco de vidrio, (poco elegante) un buen trozo de pan de centeno y algo de queso. Lo coloqué todo encima de la misma mochila.

-Es todo, lamento no poder ofrecerte más por el momento, - reí- no venía "tan" preparado, pero lo podemos compartir.

Habíamos comenzado un picnic sin habérnoslo propuesto siquiera, todo improvizado, y era eso justamente eso: "la improvización" lo que hacía de aquella extraña reunión fuera - de alguna manera- especial. Nos repartimos todo por partes iguales y después bebimos y brindamos por una nueva amistad. -¡¡ Salud !! -el vino estaba realmente delicioso y en su punto.

-Creo que nunca me imaginé que hoy me la iba a pasar tan bien - dije sonriendo - Sorpresas que da la vida...

Reímos todo el tiempo que estuvimos compartimos los alimentos, Sari era en verdad una chica demasiado agradable, sencilla, transparente y yo estaba encantado de estar ahi con ella.

-que te parece si vamos a esquiar?- Se levantó y me ofreció su mano. << Esquiar >> Era una magnífica idea, imposible de rechazar, aunque debíamos esperar algunos minutos pues acabábamos de comer.

-Dime Sari... ¿porqué elegiste venir a Alaska? ¿tienes familia aquí?

Fue un impulso natural tomarla de la mano, de hecho no pensaba que fuese algo malo, ella me daba la confianza necesaria para hacerlo y ella no me soltó, así que eso me hizo sentir tranquilo; comenzamos a caminar cuesta abajo mientras ella me contaba un poco de su vida. Pero uno de sus comentarios me sacó de balance: << En cuanto llegué, noté tu aroma >> estuve a nada de preguntarle a qué se refería exactamente, pero preferí guardar silencio y no interrumpirla, mejor centré mi atención en su siguiente pregunta.

-Me gusta la vida al aire libre, me sienta bien,.... despeja mi mente y me ayuda a pensar mejor las cosas, a veces soy impulsivo y me dejo llevar. Eso me ha traído algunos problemas... - dije torciendo la boca.

El tiempo pasaba como"flotando" a su lado. Aunque todavía seguía un tanto pensativo por su comentario, comenzamos a jugar a tirarnos bolas de nieve.

--Hey he de decirte que no eres el único impulsivo en esta historia-

-Claro que ya me dí cuenta Sari - y la perseguí un tramo, bombardéandola con nieve, pero era muy astuta y conseguía esquivarlas casi todas las bombas que le lanzaba. Finalmente me descuidé y uno de sus tiro dió en el blanco, justo en medio de mi rostro, y no pude hacer otra cosa más que reírme.

-Conque esas tenemos, me las pagarás...

Volvía perseguirla cuesta abajo.

¡No me había reído tanto en toda mi vida! (al menos no lo recordaba) Sari era sensacional, nos la estábamos pasando genial con la nieve. Ah, pero la cara que puso cuando fué alcanzada por uno de mis proyectiles no tenía precio. Se le veía tan cómica, que fué imposible llevarme las manos al estómago pues ya me dolía de tanta risa.

-Ah, Sari, jaja, dioses, no sabes lo bien que me haces... Vine aquí, algo melancólico y llegaste como caída del cielo, te lo agradezco. -Me levanté del suelo y le ayudé a quitarse los restos de nieve de su cara, que había obtenido un rosa ligero.

La lucha en la nieve continuaba, divertida. Yo estaba muy sorprendido de que Sari tuviese tanta fuerza, porque me llevó de nuevo al suelo frío con mucha facilidad, encajando mi rostro. - Ya ves aunque sea mujer puedo ganar-Una mujer muy fuerte.... sin duda y muy linda además. No supe porqué, pero al tener su rostro tan cerca del mio me hizo llevar mi mano hasta su mejilla y acariciarlo un poco.

-Sari.... -le dije quedo - Eh, yo... - dudé en decirle lo que tenía en la punta de la lengua.

-Yo... - no me atrevía a decirle lo que estaba pensando - Nada, nada, no pasa nada... -Me incorporé justo a tiempo - Es sólo que.... eh.. - me estaba costando mucha dificultad expresarme, pero me gustaba ser honesto - Iba a besarte Sari, es lo que iba a hacer, pero no es correcto. Ya te dije que soy muy impulsivo y tú no tienes porqué ser parte de... Ruego me disculpes, no volverá a ocurrir, mantendré alejados esos pensamientos de mi mente - sonreí un tanto nervioso - Sólo no quiero que las cosas entre los dos cambien , por ésto que te acabo de decir.

Ella volvió a dejarme desarmado cuando me dió ése pequeño beso en los labios, eso me puso de mejor humor aún y volví a arremeter contra de ella lanzándole toda la cantidad de nieve posible. Era ya prácticamente una batalla campal en donde - al parecer- yo iba a resultar vencido pues mis fuerzas comenzaban a mermar.

-Bien Sari, tu ganas, me rindo. - dije exausto - Si sigo así, no me van a quedar fuerzas para esquiar y tendrás que llevarme a rastras- solté la carcajada.

Algo no estaba bien, definitivamente no... ¿Cómo podía yo estar tiritando de frío y ella... ella... Como si estuviera en la playa? << Ni se te ocurra enfermarte Reth >>

-¿Eres una especie de batichica o algo por el estilo? - le dije con los dientes castañeando - No puedo creer que estés como en un día de campo.

Intenté regresarle su linda chamarra de plumas de ganso pero se rehusó.

-En hungría hace bastante frío créeme, estoy acostumbrado a las bajas temperaturas sólo que no me siento muy bien, pero no haré caso, quiero divertirme y unos simples malestares no me van a alejar de la diversión... Batichica. Volvía tomarla de la mano y caminamos un rato más, hasta llegar a la zona "civilizada", yo aún tenia ganas de esquiar. Cada quien rentó un par de palos y esquies, y una vez ajustado el equipo estábamos listos para una nueva aventura.

-Muy bien Sari, creo que morderás el polvo - en éste caso la nieve-.