Lee Valley Regional Park

Siempre me había gustado el clima de Londes y su eterna neblina. Para no perder costumbre, ése día había amanecido muy lluvioso y la gente salía con sus gabardinas y paraguas para cubrirse. Tenía ganas de perder un poco el tiempo y decidí "pasear" por el parque un rato, el sitio parecía de lo más tranquilo y ahí podría meditar a solas o al menos sin tanta gente deambulando y distrayéndome. Me senté en una banca y recargué mi espalda en el respaldo de piedra, alcé mi rostro y dejé que las gotas de lluvia lo mojaran.

<< Se siente tan bien >>

Estaba meditando y pensando en la inmensidad del universo cuando sentí un tímido golpe en el hombro, abrí los ojos y una hermosa chica saltó hacia atrás, como si yo le hubiese hecho algo malo al contacto. "Los siento joven, yo pensé que estaba muerto "- parpadeé en un par de ocasiones tratando de asimilar lo que acababa de escuchar.

-¿Muerto dijiste? - contesté incrédulo. Después me reí como poseso tratando de encontrarle el lado divertido - Muerto... eh, si... es cierto que soy muy pálido, pero de eso a que me haya "ido al otro barrio" hay mucha diferencia.

La señorita se disculpó y yo volví a reirme de su actitud, pues al parecer se había apenado.

-No se preocupe, todo está bien, es sólo que... Bueno, nunca antes me habían dicho algo parecido. Me gusta la lluvia, me gusta mojarme... Me gusta éste parque, y me gusta estar solo en algunos momentos de mi vida; quizás si usted hubiese estado en mi lugar, habría pensado exactamente lo mismo. extendí mi mano y me presenté - Sadreth Rousz - ella correspondió a mi saludo de la misma manera - Y gracias por decir que tengo buen sentido del humor, a veces yo mismo me sorprendo, no suelo ser tan abierto con la gente, pero usted es... No sé, hoy es un buen día ¿no?

De algo estaba seguro: Ella y yo teníamos más cosas en común de lo que nos dábamos cuenta y eso que nos acabábamos de encontrar de manera fortuita.

-Si, me gusta la lluvia más que el calor, por eso frecuento Londres cada que me es posible. Sería feliz viviendo aquí, pero soy de espíritu aventurero, no puedo estar anclado por mucho tiempo en un mismo sitio - estire mi mano - Sadreth Rousz... También mi nombre es raro.

-El Monte Waialeale - repetí - justo al otro lado del mundo, gracias por el tip, lo voy a tomar muy en cuenta. Siempre estoy buscando lugares diferentes que visitar. Y bueno Forks, Washington, lo conozco, suelo ir con frecuencia, porque siempre se encuentra algo interesante... Como el día de hoy - le guiñé un ojo - ¿Caminamos un poco? -ella asintió y nos internamos en el parque - Soy afortunado el día de hoy, no siempre se encuentra gente tan interesante para platciar... y que le guste lo mismo que a mí.

Me sorpendió que tuviese familia en ese pequeño pueblecillo llamado Forks. - Vaya, qué interesante, quizás hasta en alguna ocasión pudimos habernos topado y mira, vinimos a conocernos en Londres - reí un poco - Qué cosas...
La lluvia comenzó un poco más fuerte, pero nuestro andar seguía siendo el mismo, tranquilo, pausado, sin nada de prisa.
-Pues me daría mucho gusto mostrarte algo la próxima vez que vayas a visitar a tu familiar... Soy, eh, bueno intento ser un espeleólogo y he encontrado una cueva cerca de la reserva de la Push, lo que hay dentro, fiusss, digno de compartir... ¿te gustaría entrar?

-Prefiero la lluvia al calor - fué lo primero que dije cuando cruzamos la calle que estaba atestada de agua - Me trae gratos recuerdos de mi infancia << no todo fue tan malo entonces>> recuerdo que en la parte trasera de mi casa, había un gran árbol, y yo tenía un columpio, me gustaba pasar horas y hora montado, y más cuando llovía no sé...No sé porqué me gusta tanto la lluvia... ¿a tí Sarah porqué?

-Nunca había conocido a una persona que fuese alérgica al sol - la miré curioso - ¿tiene que ver con algún gen hereditario? - traté de bromear, en realidad Sarah hacía que yo sacara esa parte de mi que pocas veces dejaba ver a las demás personas - Eres algo así como "una vampira moderna" - le dije- de ciencia ficción... wow, y además eres pálida... voy a cubrir mi cuello por si las dudas - me arropé guiñándole el ojo - De todos modos mi sangre no te gustaría... creo que soy deshabrido.

Bien, Sarah había seguido la broma y eso me parecía genial, aunque reírse de "ser mordido" por una vampira del siglo XXI no tenía nada de gracioso para algunas personas superticiosas ( y yo conocia muchas ) - Dime - le dije, ya entrando en materia de seriedad- ¿ tú crees en vampiros, hombres lobo, fantasmas, extraterrestres? ella me miró de manera extraña y sentí que el cuerpo se me helaba (mas de lo que ya estaba) algo en su mirada había cambiado y me hizo estremecer- No tienes porqué contestar, creo que fueron demasiadas preguntas... supongo.

-Ehm... Si, si creo, no he tenido la oportunidad, o un encuentro del "tercer tipo" pero... cómo te explico. Creo que moriría de miedo, si... Sin embargo me gustaría conocer a alguien así, tú sabes... Hablando de vampiros; nunca envejecen, son hermosos, seductores, ¡pueden hacer lo que quieran! si yo pudiera ser uno de ellos wow lo que no daría... - a mi mente llegaron algunas ideas absurdas pero tentadoras - Créme cuando te digo que si me dieran a escoger, entre ser humano y vampiro, no tendría dudas al respecto.

-debe ser horrible no llorar, no dormir, no comer nada, mas que humanos o animales

-Unas cosas por otras Sarah, creo que ya he llorado todo lo que tenía que llorar, estoy seco, dormir ¿quíen necesita dormir si hay tantas cosas por descubrir todavía en éste planeta moribundo? y comer... Bueno,... cosas sin importancia, con la sangre de bellas chicas estaría mas que servido. - volví a bromear, aunque ella no estaba riendo.

-Dame una buena razon para querer ser un vampiro. contestó Sarah deteníendome por el brazo y sentí un fuerte tirón que me hizo hacer una mueca de dolor casi imperceptible- veamos Reth, que harias si en este momento te digo que yo podia hacer tu sueño realidad, saldrias huyendo? te quedarias paralizado? que harias si tuvieras un vampiro frente a ti en este preciso instante Ella se estaba comportando de una manera muy extraña, como si todo lo que estuviese diciendo tuviera fundamentos válidos, pero no me sentía amedrentado ni atacado con sus palabras, al contrario yo tenía mis razones y motivos para querer ser un eterno si acaso eso fuese posible. Odiaba a mis padres, -eso era un hecho constatado- No tenía hermanos, ni familia que me importase, y mucho menos a alguien que estuviese interesado en mi y en mi ajetreado modus vivendi, en pocas palabras la soledad era mi única compañía.

-Si como dices, pudieses ser esa persona que me diera la inmortalidad, ésto te contestaría sin parpadear- descubrí mi cuello, hasta al grado casi de sacarme la camisa- te diría... ¿a qué estás esperando?

-Anda, ya cúbrete ese cuello. La miré, molesta, tensa, preocupada, y de nueva cuenta yo había tenido la culpa, para no perder la costumbre, cuando me ponía de necio, estúpido sentimental siempre acababa echando a perder todo. -Lo siento Sarah - cubrí mi cuello- No tienes nada que ver con mis problemas existenciales. suelo tener un sentido del humor bastante retorcido cuando me propongo ser fastidioso.