Strangers in the Night

Era fin de semana y deseaba conocer la ciudad a la cual habia llegado tan solo dos dís atrás, la pequeña Moniqué decidió quedarse en casa disfrutando de la televisión y un "buen desayuno" nocturno. Mientras yo me dedicaba a divagar por el centro comercial de Estados Unidos... Manhattan. Mi caminaba pronto dió un extraño giro cuando el atardecer cubrió los edificios y me encontré a mi mismo en el Central Park, sentado en una banca en medio de los árboles... admirando la belleza de una mujer en la distancia.

Fue entonces que ella se percató de mi presencia y me sonrió, me sentí algo avergonzado de estarla observando sin su consentimiento, entonces ella hizo un gesto con su mano... parecía llamarme, me levanté con cuidado y me acerqué a ella. Delicadamente me presenté -Buenas noches... mi nombre es Ethan... me disculpo si la moleste mientras la miraba en la distancia...- le dediqué una sonrisa leve.

Sonreí levamente mientras la miraba a los ojos, era una muchacha muy agradable que habìa estado observando unos minutos atrás, cuando ella se acercó a mi pude notarlo, su olor era diferente... y a la ves similar, su naturaleza era como la mía. Le dedique otra sonrisa mientras me acercaba a ella.

-¿Puedo sentarme, claro si no es mucha molestía para tí?- en aquella noche en especial solo queria admirar las luces y el silencio etéreo del lugar. -Es una bonita noche...-, ella me miró moviendo su cabeza -¿què haces aquí tan sola?- esperé su respuesta.

Ante su último comentario me quede en silencio, reteniendo una... sonrisa leve en mi rostro. No era muy habitual que alguién pensara en raptarme, la miré unos instantes levemente, no me desagradaba la idea. Aclaré mi garganta un poco - es la primera vez en siglos que regreso a América... durante años la evité en lo posible, conocí el mundo... y otros lugares... pero soy nuevo en este mundo- susurré - supongo que también deseaba salir a caminar, solo que no esperaba encontrar tan grata compañia en estos instantes - le sonreí - y... sobre tu comentario, no estoy deseoso de que me rapten... pero si es una dama tan agradable y delicada como tú, estaría gustoso - le reí mientras ella abría sus ojos impresionada y algo avergonzada - no te lamentes por tus pensamientos... la virtud esta en la expresión libre de nuestros deseos...- susurré nuevamente mientras levantaba mi mano y acariciaba su rostro.

La miré unos instantes, antes de regresar mi vista a la noche y sus estrellas, al menos las que podíamos admirar desde el parque. Sonreí con amabilidad pensando en cada una de mis palabras - también... viví aquí hace mucho tiempo- cerré mis ojos - la ciudad que nunca duerme... pero la historia era diferente en ese entonces... había pobreza y muchas, muchas pandillas - miré sus ojos oscuros, atrayentes, especiales...

Sin darme cuenta moví mi mano para acariciar su mejilla - perdón... soy atrevido - sonreí de medio lado, en mi vida llevaba tantos extraños recuerdos sin sentido - la ciudad no ha cambiado mucho desde entonces y... nunca debes avergonzarte de tus pensamientos, no importa cuáles sean... los pensamientos son fundamentales en una identidad - susurré - estás noches... son especiales, nunca puedes experimentar tanta paz como en estas noches...- el susurré del viento era nuestra canción de fondo en el silencio - dime.. que es lo que sueñas? - la pregunta salió de mis labios sin ningún sentido, solo... deseaba conocerla un poco más. Bloqueé sus pensamientos de mi cabeza para ello.

La escuché atentamente, mientras... su voz comenzaba a quebrantárse - no creo que tenga nada de malo... ser lo que somos - trataba de darle ánimos, a la vez, había vivido demasiado con mi condición de vampiro que algunas veces parecía que la apreciaba... cuando en el fondo de mi ser, mi verdadero yo, estaba ahogado por mi propio ser - talvez.. solo somos lo que somos...- sonreí con un poco de tristeza, colocando mis manos sobre mis rodillas - algunas veces lo único que nos queda es soñar... - con rostros, personas, vidas... - con aquello que deseamos... buscamos... en cierta forma sin sueños no tendríamos nada...- el silencio me invadió.

Sonreí ante sus acciones. Ciertamente era una mujer muy interesante, moví mi cabeza afirmando a su pregunta - tienes razón, la noche es larga... deberíamos caminar para disfrutarla - miré sus ojos, tan bonitos y tan atractivos. Suspiré, levantándome primero y mostrándole mi brazo para que ella lo tomará. Cuando lo hizó, empecé a caminar. Observamos las luces de la ciudad y escuchamos el placido silencio... era agradable.

Dos extraños caminando, uno junto al otro... era muy agradable. - En muchos años... no tenía una caminata como esta... placida y tranquila - sonreí mientras miraba sus ojos algo tristes - mencioné algo que te entristeciera...? - susurré antes de detenerme e inclinarme un poco para tomar su mentón con mis dedos, mirándola - tranquila... no leeré tus pensamientos, fue rudo de mi parte hacerlo anteriormente, no lo volveré a hacer...- era cierto, ahora me intrigaba su mirada y su ojos.

Suspiré unos instantes, sumergido en mis pensamientos más profundos. Miré el cielo unos instantes. Había tantos caminos sin sentido o sentidos. Yo deseaba que todo volvierá a ser como antes... pero supongo que volver a tener la vida de un humano era imposible. -Talvez en el fondo...- muy en el fondo -seamos un poco humanos...- me quedé en silencio mientras inclinaba mi cabeza y la mirába unos segundos más -el tiempo puede ser demasiado engañoso... especialmente cuando somos criaturas que no sabemos que nos espera en el mañana, más que un constante reloj aturdido...- sonreí de medio lado al observar su mirada confundida -lo lamento soy... en este día estoy muy pensativo, también, como dices, supongo que es por tener aún parte de mi humanidad en mi...- sostuvé su mano entre la mía.

El silencio era agradable, la noche se mantenía en su esplendor... continúamos el uno junto al otro. La oscuridad pronto se enfrió. Miré el cielo - deberíamos encontrar un lugar para cubrirnos... - señale con mis ojos el cielo - viene una tormenta... será mejor escon..- no pude terminar mis palabras porque empezó a llover en ese instante, el agua cayéndo sobre nosotros. La Tomé en mis brazos para correr con mayor velocidad a un lugar más seco.

Antes de que cayerá ante su tropiezo la tomé en mis brazos y le sonreí - ten más cuidado... el agua puede ser resbalosa - poco a poco la tormenta parecía crecer, así que me retiré la chaqueta que llevaba en mis brazos y la coloqué sobre su cabeza. Era una dama y yo debía ser un caballero. Sonreí abiertamente ante sus ojos avergonzados, sin darle tiempo a reaccionar la tomé en mis brazos y empecé a correr con rápidez. LLegando hasta un frondoso árbol donde encontramos un pequeño refugio momentaneo.

La miré de pies a cabeza - ¿te encuentras bien? - no podía evitar preocuparme por ella... no la veía como una vampireza, sino como algo más... una criatura hermosa y frágil. Coloqué mi mano en su mejilla - desearía ser un poco más cálido, estar con vida... para brindarte un poco de aquel calor...- susurré a lo que ella bajo la cabeza un poco apenada.

Su mano mientras acariciaba mi rostro, era agradable... suave y delicada. No pude evitar colocar mi mano sobre la suya, saboreando cada detalle del tímido contacto. La frialdad siempre presente entre los dos, sin embargo, era inevitable que tenga vida y calor en la misma. Era la extrañeza del momento, la lluvia... la mezcla entre el calor y el frío. Que no podía evitar sentirme cómodo, agradable....

Incliné mi cabeza levemente mirando el color de sus ojos abiertos hacía mi, sin cerrar mis ojos, besé sus labios, suaves y delicados... me alejé de ella con una sonrisa en mis labios. - la lluvía continúa... pero definitivamente ya no me importa - susurré ante su belleza. - me agrada la compañia...- .

Cerré mis ojos al escuchar su voz... inclinándome un poco para besar nuevamente sus labios. La lluvía era tan maravillosa, besando sus labios... cada detalle de su piel parecía como un toque exquisito. Al alejarme de ella, sonreí debílmente mientras la estrechaba entre mis brazos y escondía mi cabeza en su cuello - desearía... ante todo que nada de esto terminará...- susurré. Había algo que me aprisionaba el interior.