Quiet night of Quiet stars

Era de tarde. Aun no caía el sol y yo estaba en la parte más alta del Empire State, en uno de los balcones olvidados donde la gente normal no podía trepar. Estaba mirando la ciudad. Jamás había visto la ciudad de esa forma, con la gente con forma de puntos negros y los autos como hormiguitas que avanzaban rumbo a su hormiguero.

Había tanto ruido que a mis oidos llegaba claramente. Era de las cosas que no podía contrar en mi condición, una condición que ya aceptaba... era un licántropo que, sin querer, se había ido a meter en la boca de su peor enemigo.

Después de haberla encontrado comencé a buscar porque todo con ella había sido tan extraño, su olor, su temperatura, porqué su corazón no latía como el mío cuando estabamos juntos. Ahí me ven a mi, Keane Osman, en una biblioteca, en la parte olvidada, donde nadie creería que encontraría las respuestas que necesitaba.

No supe cómo fue que no me volví loco al descubrirlo, era obvio ahora que lo veía friamente, pero quizas siempre quise negarlo. Ella me había encantado desde que la vi, pero era... un enemigo, alguien a quien no debía acercarme sino quería sufrir de una muerte segura. ¿Pero cómo es que podría matarme si ella misma me protegió? Mi cabeza estaba llena de ideas, tanto buenas como malas y peores. Pero no podía quedarme con ninguna de ellas, sólo había una persona que podía aclarmelas todas.

Llegué al hostel donde me había quedado ultimamente, pensando, pensando, necesitaba encontrarla, de alguna forma, así que me puse a buscar informacion de su familia, que para mi sorpresa, había y mucha, pero casi todo era basura, chismes, cosas de revistas del corazón. Casi perdida mi causa y sin más dinero para gastar, encontré una dirección, la de un edificio en donde se supone vivía. Tardé más en apagar la computadora prestada que en salir a buscar esa dirección.

Una vez ahí me vi decidido a buscarla, pero como la última vez que la vi, todo en ella estaba vigilado. Era un tonto, cómo iba a encontrarla así, por lo que me quedé en la calle esperando a que saliera o entrara. Y había sido tan dificil, sus guardias me corrían, y yo volvía, no quería perder mi oportunidad. Así que escribí una nota, si no la podía ver, al menos me quedaría de ver con ella.

Una tarde, un auto se paró justo enfrente del edificio y al abrir la puerta salió ella. Me acerqué como pude, y cuando me vio se quedó de piedra, creo que también pensaba que no nos veríamos de nuevo, sus guardias se acercaron a ella, le extendí mi nota mal hecha.

"Te dije que nos volveríamos a ver" le dije antes de ser empujado por tres gorilas que me alejaron de golpe de ella. Tuve que quedarme con la esperanza de que no tirara la nota, que la leyera, que supiera que la estaba esperando en ese momento en ese lugar... antes de que el sol muriera.

- Hola Keane - volteé despertando de mis pensamientos. La contemplé, estaba de pie, todavía dentro, igual de hermosa que siempre, con ese olor que ya no me podía engañar. Me levanté y le ofrecí la mano para ayudarla a llegar al balcón en el que estaba.

- Hola Amanda - dije una vez estado frente a ella.

Parecía algo extraordinario mirarla, con la luz del ocaso en su piel, extraño y a la vez maravillos espectaculo. Evitaba mi mirada haciendola a un lado. Su piel seguía siendo tan fria como antes, como supongo debio ser siempre desde que llegó a ser lo que era.

- Todo suele morir - dije sin saber exactamente a qué se refería ella - o esa es la regla de la naturaleza - pero sí a qué me refería yo.

Amanda alzó la vista a mi. Su triste mirada, aquella que no podía comprender aun. Suspiré tratando de tomar valor de alguna parte. Ella se había metido a mi vida y de una forma muy diferente, ahora tendría que aclarar algunas cosas.

- Amanda... - apreté ligeramente su mano - ¿qué nos estaba siguiendo esa noche? - pregunté apresuradamente, ella misma se soprendió de lo directo que fui, pero sentía que si no hacía las cosas, ella se iría y volvería a formar parte de mi imaginación.

"Monstruos" la palabra recorrió mi cabeza estremeciendome. ¿Monstruos? ¿Qué demonios podía decir de mi? Yo no era exactamente el ser más indefenso, pero... ella al parecer lo sabía, siempre lo supo, qué era yo y porqué "eso" nos siguió.
- Supongo - fue la unica palabra que salió de mi. Miré que Amanda apenas pudo alzar la mirada sin una verdadera expresión en su rostro, parecía un poco de terror... o no sé cómo describirlo. Supuse que ya se imaginaba que yo sabía qué era ella, o por lo menos lo imaginaba.
- Pero sigues sin responderme - le dije justo en el momento en que ella quería evitarme - Amanda, eso... aquella cosa que nos seguía tenía que ver con... - tragué saliva - ¿con vampiros?
Ella abrió los ojos como plato. Demonios, sabía que ante esa respuesta no podía competir... ella lo era.