La lluvia, algo tan familiar

Una silueta, borrosa por la lluvia, se acercaba. No puede verla bien hasta que estuvo frente a mi, era una joven bellísima: una vampireza seguramente, su olor la delataba, pero la lluvia me había impedido sentir su aroma desde antes. Resguardada bajo el paraguas alcé la mirada y mis ojos se encontraron con los de ella, me saludó y sonrió, yo no pude evitar devolverle la sonrisa.

- Lo es, realmente.- La chica se estaba empapando, y la verdad era una lastima que la ropa tan bonita que traía se maltratara de esa forma, así que moví un poco mi paraguas para taparnos a ambas.- Pero parece que no a muchos les agrada - seguí sonriendo - ¡Oh, mil perdones!- dije avergonzada- Que descortesía de mi parte... Mi nombre es Eowliwen Earen, es un placer conocerla señorita... - Le tendí la mano como respuesta a mi propia presentación mientras seguía mirandola. Sus ojos me daban curiosidad, se parecían tanto a los de Bel, jamás vi en casa esos ojos, ¿será que en este lado del continente llevan una dieta similar a la de él? ¿Por que todo tenia que ser tan raro y desconcertante para mi en esta ciudad?

Yo seguía curiosa,sobre todo por sus ojos. Después que ella se presentó hizo una leve alusion a mi gesto con el paraguas. ¡Vaya! Parecía pensar tan bien de la lluvia como yo, aunque la verdad a mi me gustaba porque era algo que nunca cambiaba estuviera donde estuviera, siempre la misma lluvia, igual a la de la hacienda. Ella parecía buena persona y tambien tener cierto interés por una desconocida como yo dado que la platica continuó, eso me hizo sentir mejor y más cómoda en este sitio. Le sonreí mientras buscaba las palabras exactas.

- Meditaba, esta ciudad es tan... diferente, - no encontraba otra palabra similar a lo que sentía respecto a esta urbe, quizás rara, que era la palabra que en realidad estaba pensando, sería muy poco apropiada en una conversacion con uno de sus habitantes - no me había sentido tan desconcertada en un lugar durante... toda mi vida - Estuve a punto de ponerme en evidencia, pero mi titubeo pudo haber pasado como algo típico de humanos, no me cabian dudas de que ella fuese un vampiro y realmente no estaba muy segura de poder engañarla pues era casi seguro que ella me hubiera olido desde antes, pero aun así... tal vez debería ser más cuatelosa, al menos por el momento. No se que es lo que tenía ésta persona que me inspiraba la suficiente confianza como para incitarme a continuar hablando, casi como Belobread. No sabría decir con exactitud en que momento bajé mi guardia... ¿y por qué? Realmente era una suerte poder controlar las expresiones y los sentimientos en mi rostro.

Le sonreí, bajé la mirada y volví a verla.

- De México, señorita. - Dije aun sonriendo, hice una pausa y regresé a su comentario sobre su estadía - No creo que la ciudad haya cambiado tanto desde que usted la visitó Ireri. Y, estoy segura, usted conoce Manhattan mejor que yo -Dije aventurando conjeturas acerca de su última estadía en esta ciudad pues parecía bastante cómoda manejandose en ella - Aunque ciertamente dos o tres meses no son suficientes para notar todos los cambios que pudo haber sufrido. en lo que a mi se refiere, nunca había estado en ella antes, así que todo me parece tan... nuevo y me desconciertan sus habitantes, sinceramente, la forma en que se manejan en este entorno me tiene completamente sorprendida.

En casa se me hacía tan natural ver que la gente disfrutara de todo lo que la tierra y nuestro entorno le brindara y... aqui... huían de todo ello. Mi mente regresó hacia atras, a los días de lluvia de la hacienda: Los niños, hijos de nuestros trabajadores o simples visitantes, jugando bajo el agua, sus risas resonaban en mi mente y me hacian sonreir cada vez que rememoraba. Siempre eran tiempos felices en casa cuando habia lluvia. Aqui, la gente gente se refugia de ella, hasta parece odiarla por interponerse entre ellos. Mi delirio me dejó en silencio unos minutos mientras mi interlocutora esperaba.
- Lo siento, usted disculpe, temo que mi mente se dejo llevar.- Le sonreí avergonzada.- Perdone la indiscreción pero...-dije dejando salir mi curiosidad - ¿De donde es usted? - la miré aun sonriendo incitandola a continuar.

¡Vaya! Mexicana... Sinceramente no esperaba encontrar, tan pronto, gente de mi país en esta extraña ciudad, fue agradable oir mi lengua en labios de esta encantadora señorita. Nuestra conversación siguió fluyendo, ahora, en español.

Me levanté cuando me invitó a darle la vuelta al parque, la lluvia estaba amainando por lo que cerré mi paraguas y caminé al lado de la joven Ireri.

- ¿Y... - sonreí amablemente - que la trae a Nueva York, Señorita? - la miré mientras caminabamos, aun sonriendole. Yo seguía sintiendo curiosidad por mi acompañante, teníamos algunas cosas en común y eso incrementaba mi curiosidad, la cual controlé tanto en mi rostro como en mi mirada. ¿Por que mi joven amiga habrá abandonado el país?

El parque se desdibujaba bajo la fina lluvia mientras avanzabamos.

Caminabamos lentamente mientras respondía a mi pregunta, me asombró ver la sinceridad y la confianza que me estaba otorgando pese a ser casi una desconocida para ella, y también, el tiempo que había pasado lejos de casa, mi curiosidad volvió a salir a flote y antes de poder formular la pregunta, ésta se dibujó en mis ojos y ella se adelantó, pero trató de restarle importancia al asunto al finalizar.

Sin embargo, haberme ganado su confianza ya era algo, y traté de ser lo más sincera posible cuando me preguntó por mi estadía aquí.

-Vine a ver a un amigo que está de visita - dije eligiendo las palabras -y la feria de arte que se presenta en la ciudad, se inaugura en unos días- comenté.- Mientras, recorro la ciudad para conocerla un poco. Es... diferente a las que he visitado anteriormente.- La miré y le sonreí.- Supongo que habiendo visitado la ciudad tantas veces, ya debe de conocerla casi perfectamente...

Me reí tímidamente de sus palabras acerca de Belobread- Él no es artista,- volví a reir e hice una pausa- se interesa más en las ciencias humanas y aunque gusta del arte no lo practica, al menos por ahora - sonreí. Ella me miró perpleja.- Tomó a un joven como aprendiz y su instrucción ha ocupado casi todo su tiempo libre - aparté la mirada y sonreí al vació recordando la extraña relación entre el maestro y el aprendiz. Volví a mirarla.

- Sin embargo, supongo que él hace sus investigaciones mientras su joven amigo duerme- sonreí nuevamente.- Justo ahora se encuentran en la biblioteca, investigando viejos mitos- entorné los ojos con una sonrisa en los labios. -Espero que logren encontrar algo interesante - dije mientras reconsideraba la loca idea que había tenido Bel. No obstante, su pregunta hizo que me cuestionara sobre qué otras cosas tendríamos en común. -¿Es usted artista?