Rumbo América

Mi primera escala fue Inglaterra, pero yo no quería estar ahí mucho tiempo, la familia de mi verdadera madre estaba ahí, y no quisiera, los encontraba. Entonces me dirigí al aeropuerto para de ahí tomar mi nuevo destino: América.
Compré mi boleto, y la bella vendedora me dijo que esperara en la puerta de la sala 53... entonces me dediqué a esperar.
Miré como toda la gente iba a venía, todas a prisa para llegar a sus destinos, yo, por mi parte me acomodé en una banca en donde sólo había alguien leyendo una revista. Cerré los ojos y suspiré...

Abrí los ojos como plato. La chica que estaba a mi lado era nada más y nada menos que una de esas modelos que salen en revistas. Sí, de eso no había duda. Ella me sonrió y saludó de forma tan cortes que, estupidamente, volteé a ver si no le hablaba a alguien atras de mi. Cuando me di cuenta de que no había otra persona atendiendole más que yo, le sonreí tratando de que no notara lo estúpido que me sentía.
- Este... sí, voy a America - saqué mi boleto y se lo mostré - ¿y usted?

- No, estoy de paso, soy frances - le sonreí, parecía que a ella le interesaba saber de mi... ¡genial! - me llamo Keane Osman - estrechamos manos, pero en ese instante sentí una extraña sensación. Un escalofrío que me caló hasta los huesos. Aparté mi mano de golpe y ella me miró sorprendida... - este... perdón, es que... me diste toques - arqueé mis labios, no sabía si me había creido o no... - ¿y tú... eres de aquí? - pregunté tratando de cambiarle la conversación, no quería indagar de por qué sentí eso.

- no, no... - por Dios, no, todo menos mi familia, pensé - mi familia se quedó en Francia... aunque bueno, no, pero si - ella me miró extrañada - es una larga historia, en realidad soy estadounidense, nací en Washington, pero me mandaron a Inglaterra a vivir con unos parientes, pero ellos no me querían, ni yo a ellos, entonces me di a la fuga y caí en Avignon en donde una familia me adoptó, pero mi hermana se murió y ya no tengo qué hacer ahí... - de repente mi larga historia había sido resumida... ella aun estaba sorprendida, pero parecía entenderme - lo siento, aveces suelo hablar de más...
De hecho, siempre hablaba de más, pensé

- Voy a Nueva York - le volví a mostrar el boleto - no tengo la más minima intensión de acercame a mi familia - dije tan natural que luego me di cuenta que debía verme mal - es que... como te dije, no me caen muy bien...- sonreí y quedamos un momento en silencio.
Varias voces de las diferentes aerolineas llamando nos hicieron eco y pronto me sentía incómodo por mi propia actitud.
- ¿Tú... a qué parte vas? le pregunté volviendo a entablar conversación, no quería que mi estupidez lo fuera a echar a perder...

Le sonreí un tanto por compromiso. El tema de mi familia, no era mi favorito. Pero cuando dijo Forks se me hizo conocido.
- Bueno, mi familia (en realidad sólo vive mi abuelo ahí) vive en una reserva muy cercana a Forks, se llama la Push, ¿la conoces? - Carmen puso de inmediato una cara que parecía que el monstruo de la laguna ness estaba atras de nosotros - de hecho, no lo recuerdo muy bien, pero no es el mejor lugar de todos...
Ella bajó la mirada, y la levantó de nuevo mirándome tan detenidamente que me asustó.
- ¿y qué tal Alaska? ¿Frio? - pregunté para que dejara de mirarme así...

Su sonrisa no me pareció lo más sincera posible. Más bien parecía que me ocultaba algo, y trataba de seguirme la corriente en cuanto a la conversación. A lo mejor conocía la Push y sabía que era un lugar pequeño, frio y horrible... sí, lo más probable.
Entonces se escuchó la voz de una joven que anunciaba que podíamos abordar los pasajeros de la fila 1 a la 10... mi fila era la 5 y ventanilla.
- Bueno, este... me dio, mucho gusto conocerte Carmen - le volví a extender la mano que ella me estrechó. Volví a sentir el escalofrío, pero intenté ignorarlo - hasta luego.
Me fui a la fila para esperar entrar... volteé buscando a la chica, pero ya no la vi. Wow, qué extraño había sido eso, tanto ella, el escalofrío y... bueno, todo.
La señorita revisó el boleto y el pasaporte, y me dejó entrar fui encaminandome a la fila 5. Me acomodé... por así decirlo, de hecho, el asiento de turista era muy pequeño y no cabía muy bien. Lástima, eso era todo lo que mis ahorros me habían dejado pagar.
Estaba peleandome con una mochila que no cabía en los gabinetes de arriba, cuando una aeromoza se acercó a mi.
- Joven, le llaman en la clase ejecutiva
- ¿ah si? - dejé de pelear con la mochila y la dejé en el asiento
- No, de preferencia traigala... - fruncí el entrecejo, pero la seguí... - por favor, aquí... - me detuve donde ella me dijo, y me quedé con la boca abierta...
- ¿Usted...?
Carmen me sonrió.

De verdad que ella me había sorprendido. No podía creer que me haya... que ella... Me senté a su lado, había cosas que no entendía, por ejemplo, su olor. ¿qué tenía ese olor que me parecía tan extraño? Y no es que fuera malo o que apestara a caño, no, pero tenía algo extraño, y claro que no apestaba a caño.
- Me parece bien - le sonreí, me di cuenta del enfasis con que había dicho "señor" y la verdad es que no era tan grande como para hablarle de usted - ¿te puedo llamar Carmen? - ella asintió - vaya, esto si que es extraño, pero... - suspiré fuerte, reconfortandome en una primera clase que jamás había pisado - este viaje va a ser muy divertido.
El piloto nos pidió sujetarnos los cinturones y eso hicimos. El viaje a América apenas empezaba.

La película habáa sido de lo más aburrida... una basura que no sirvió en Hollywood y que ahora obligaban a ver a los que no tenían nada que hacer. Miré de reojo a Carmen quien aun me veía detenidamente... aunq de forma discreta. Había un silencio perturbador que teníamos que romper... y ella lo hizo.
- ¿hace cuanto? - empecé a hacer cuentas - pues casi diez años, no sé, no me acuerdo. No es mi lugar favorito en el mundo - sonreí - ¿hace cuanto que no visita a su familia en Forks?
Bueno, si ibamos a hablar de familia, pues seguiría la platica

La aeromoza me dio un refresco (aunque me ofreció un brandi, ventajas de verme mayor de lo q soy) y Carmen me habló de su familia un poco, justo lo mismo que yo le había respondido: poco y nada. Luego me preguntó si solía viajar solo. Vaya, qué fácil se volvía en ese instante hablar mejor de mi estancia en la Push en vez de hablar de mi soledad.
- Sí, siempre viajo solo - sonreí tratando de no mostrarle un poco de mi tristeza - a veces es cómodo, no dependes de nadie y vas a donde quieras
Y eso era verdad.
- Así que tienes hermanas... Supongo que son tan guapas como tú - sonreí guiñandole un ojo.

Aguanté la escupida de refresco, me tuve que limpiar con una servilleta cuando me dijo eso.
- Debes de estar bromeando - dije aun limpiandome - ¿mas guapas? ¿pues qué son? ¿supermodelos? - dije en tono de broma, y ella también se rio. Entonces me quedé pensando... la miré a ella y luego me imaginé a sus hermanas... Malos pensamientos Keane, malos pensamientos...
Ella me miró y se volvió a reir
- Bueno, es que mi imaginación es muy grande... y aun así me cuesta imaginar a chicas más guapas que tu... esos son muy buenos genes - nos volvimos a reir

Me lo imaginaba, y era como si no pudiera cerrar la boca. Con el hecho de imaginar mujeres tan guapas... ¿era eso acaso posible? Fruncí el entrecejo y miré como se reía de mi pequeño viaje imaginativo.
- Y si no son super-modelos... ni tu ni tus hermanas... ¿de qué viven o qué hacen?
Una pequeña duda que me dejó intrigado. Ser modelo, actriz o cantante hubiera sido una muy buena opción para la chica a mi lado.
Quizás si me ponía listo y entablaba una buena relación con Carmen, podría seguramente conocer a sus hermanas, y antes de tocar piso, tal vez tener numeros telefónicos de chicas...
Vaya, ese había sido el comentario más trivial desde la muerte de Bridge...
Genial.

Noté que de pronto se había puesto algo nerviosa. No fue de estar nerviosa y tirar su bebida o moverse mucho, fue algo casi imperceptible, pero que... yo si lograba sentir. Que raro.
Nos volvimos a voltear el tema. Y eso ya me parecía aun más, pero mucho más raro. Parecía como si los dos nos estuvieramos contando la versión editada de lo que eramos. Supongo entonces, era la versión para el público en general.
- Bueno, yo... yo no trabajo, mis padres aun me mantienen. No soy mayor de edad - es que aun no cumplía los 21. - ¿y tú Carmen... a qué te dedicas?
Esa pregunta no podía voltearmela, porque ya lo había hecho