Lo que menos hubiera imaginado

Tomé una copa de las que servían los meseros, me encantaba que, por mi altura, no necesitaba detenerlos, fácilmente podía quitarselos. Afortudamente, mi otra condición también me servía de mucho... podía tomar y tomar y tomar... y no me pasaba nada como a los viles mortales.

Dejé la copa a un lado y agarré otra, sin embargo, este mesero ya me tenía ganas por todas las veces que le quité sus bebidas, así que, cuando pasó a mi lado, me toreó despues de haber tomado la copa, eso me desequilibró, y justo en ese instante sentí que algo se me clavó en el brazo, justo el brazo donde sostenía... la bebida que le tiré a una hermosa chica justo en la cabeza...

- Uy...

Ella me miró furiosa, así que sólo le pude sonreír. Demonios, eso era clásico de mi, estar frente a alguien completamente hermosa y echarlo a perder... Sin embargo... como por un instante parecía que ella dejaba esa furia y su rostro tornó a una suavidad angelical, es más, era como si... como si alguien se hubiera puesto de acuerdo para que sólo pudiera ver su rostro y todo lo demás borroso...

O eran las copas que se me habían subido...

Saqué mi pañuelo y se lo ofrecí

- Perdona, es que enserio no te vi... lamento haber arruinado tu... peinado - aunque fuera de eso no arruinaba nada más de ella

Levanté los hombros.

- Intentaré que cuando esté evadiendo los empujones de un mesero tenga una copa con vino blanco la cual pueda vaciar en el peinado de alguien...

Aunque, si cada vez que tuviera un accidente así me encontrara a una chica como ella... estaría en fiestas todo el tiempo. pensé guiñandole el ojo. Ella arqueó una ceja mientras me miraba con detenimiento

- Es más... - volví a tomar dos copas de ese mismo mesero que me vio con ojos de cuchillo - te invito una, no es justo que solo tu cabello disfrute de un buen vino cortesía de las Cullen. - le di la copa - a la salud de... - Mmm... no sabía su nombre - de la chica con vino en la cabeza...

Sentí el vino caer de mi cabello... no pude evitar hacerme para atras... y no es que estuviera frio, es que el traje era nuevo... Sin embargo, me puse a reir, no había más que hacer eso.

- Muy bien Carmen... ahora que estamos igual... deja me presento... - le extendí mi mano - me llamo Keane - ella la estrechó - y bueno, si no tiraste todo tu vino en mi... - me quité un poco que tenía en la ceja y lo probé - podemos hacer ese brindis... por los chicos con vino en la cabeza - alzamos las copas y las chocamos

Ambos sonreímos muy abiertamente. De hecho, me estaba sintiendo agusto con ella, a pesar de estar bañados en vino los dos. La música comenzó a sonar más fuerte y muchos tomaron a sua parejas para bailar. Eso no era una mala idea.

- ¿Quisieras... - ella me miró espantada, quizas no era tan buena idea para ella - salir a tomar aire? - pregunté pensando en lo primero que se me ocurrió ya que no se le nhotaba muy entusiasmada por bailar. Afortunadamente aceptó, así que le ofrecí mi brazo y salimos del salón.

Salimos al jardín, un lugar bastante grande con muchas luces que adornaban el jardín. Simulaba ser uno de esos jardines como de las películas, con una fuente enorme que tenia su propio show visual. Nos sentamos en una banca, pusimos nuestras manos recargados en la banca, pero sin que nos dieramos cuenta había puesto ella su mano sobre la mía... nos dimos cuenta a la par, nos volteamos a ver, y luego a las manos... Normalmente hubiera quitado la mano de ahí por pena, pero en ese momento la dejé, me gustaba su frio...

Giré mi mano para entrelazarla con la suya. Nos quedamos en silencio mientras nos sonreímos, mirando el juego de la fuente.

Se me salió un suspiro, uno de esos que te llenan los pulmones de oxigeno y al alma de aire. Jamás había estado tan cómodo de un frio que se iba templando con mi calor.

De pronto su cabeza se recargó en mi hombro y tuve una sensación más extraña, como si cada fibra de mi cuerpo se llenada de una descarga electrica que hacía ponerme nervioso, pero feliz... Le miré su negra cabellera ella también y la descubrí mirandome. Se apenó y levantó su cabeza, disculpandose

- No, no, estas bien - ella cambió de lado su mirada, le atrapé la barbilla para que nuestros ojos se encontraran - cualquier cosa que hagas, está bien, no te disculpes - le sonreí sin querer de dejar mirar sus ojos tan misteriosos para mi

- No - le respondí firme - no es extraño... - recorrí su suave rostro con mis dedos. Sentí como cada una de mis terminales nerviosas se prendían, queriendo no perder detalle de cada parte de su rostro, intentando identificarla hasta con el tacto, con su aroma, con su rostro, con su melodiosa voz.... - de hecho, es... es especial...

Pronto los dos sentíamos ese conexión... sólo me faltaba una forma de reconocerla, quizas la que jamás me pude esperar tan pronto desear de alguien...

Respiré su aliento, miré sus ojos que se entrecerraban con los míos, escuché su respirar entrecortado, la sentí con la mano entrelazada y otra en su mejilla... Y pude saborear sus labios... Su delicioso sabor...

Fue como encontrar un nuevo aire en ella, esa chispa que faltaba para encontrarle un verdadero rumbo a mi simplona vida de...

Abrí los ojos y delicadamente me separé de ella. Aunque no deseaba hacerlo. Carmen tenía en ese momento una aura me hacía sentir más y más hechizado a ella. Aun tenía tomado su rostro y sus ojos se estaban abriendo del dulce sueño que estabamos compartiendo...

- Jamás me había sentido así - dije en un susurro acomodandole el cabello detras de su oreja, le sonreí - de saber que una copa de vino provocaría todo esto, desde cuando ya hubiera derramado coñac, brandi... - le di un suave beso en los labios - aunque mi favorito va a ser el vino blanco... - le guiñé el ojo picaramente

Sentir de nuevo sus labios era como encontrar un elixir para mi vida. Jamás me había sentido tan feliz en mucho tiempo, jamás tan atraido hacia una persona que...

- Espera... - ella abrió los ojos como plato - ¿no estoy soñando, verdad? - Ella puso cara de pocos amigos y me dió un coscorrón muy fuerte... - auch, vamos, yo sólo lo decía porque no pensé que hubiera alguien tan perfecta en la realidad...

Ella se apenó ante su golpe, creo que no esperaba a que dijera eso... Me dio tanta ternura su pena que... la volví a besar.

- ¿Sabes que con un simple beso hubiera sido más que suficiente para saber que estaba despierto? - y volví a comparar que así era.

Quería que todo ello fuera eterno, sin que nada ni nadie nos interrumpiera. ¿Se podía soñar así siempre, que ella y yo nos quedaramos en ese lugar, sentados, para siempre...?

La abracé rodeando con mis brazos su pecho. Ella colocó su cabeza en mi hombro, y los dos nos quedamos así un largo rato disfrutando del juego de luces de la fuente.

Aspiré su aroma. Y cerré los ojos mientras pensaba...

- ¡Mira! - me dijo levantandose estrepitosamente
- ¿Qué? - la seguí, meseñaló el cielo y me di cuenta que señalaba a una etsrella fugaz
- Pide un deseo... - dijo rápidamente...

"¿Un deseo?" pensé. Me acerqué a ella, le tomé la mano...

- Si ya se me cumplió... - y le di un beso en su mejilla

Quise guardar en mi memoria cada parte de ella, su aroma, su rostro, ese latido que me provocaba cada segundo a su lado. Era guardarla en mi mente, en mi corazón para la eternidad y jamás separarme de lo que me provocaba.

Seguíamos mirando el cielo, ella en mi hombro y yo tomandola de la mano. Estabamos levantados, y aunque sabía que el espectaculo de las fuentes era genial, me pareció que, en realidad, en cualquier lado, de su mano, iba a estar mejor que nunca.

- ¿Quieres dar un paseo? - ella volteó a mirarme aceptando, le di un beso en la frente y caminamos por el jardin.

Aunque de su mano, podría recorrer el mundo.

Seguiamos caminando hasta que escuché sus palabras... Sonreí apretandole un poco la mano, me detuve para que los dos nos quedaramos mirando de frente.

- Esto es, Carmen... - acaricié su rostro y le hice atras su cabello - lo que menos hubiera imaginado - tomé su rostró con ambas manos, ella se hizo puso de puntitas para alcanzarme, mientras que yo me agaché, entrecerramos los ojos y...

¡Scuash!

Un estrepitoso ruido hizo que nos espantáramos de golpe, mirándo de dónde provenía el ruido. Abrimos los ojos maravillados... Un juego de mil fuentes, con más colores, danzaban para nosotros.

- Si lo hubiera planeado - dije aun mirando al agua que bailaba - apuesto a que no me sale tan bien - ella sonrió, poniendo los ojos en blanco...

La volví a tomar de su rostro, y la besé de nuevo apasionadamente, a la vez dulce, tratando de decirle todo lo que estaba sintiendo... mientras nuestro unico espectador eran ese juego de fuentes que festejaban con nosotros, aquella felicidad que sentíamos.