De colado y por error

Abrí mis ojos unos instantes antes de responderle -"Nada... creo que son tonterías mías..."- susurré, sin embargo no podía sacar de mi cabeza imágenes del futuro en las cuáles no podía, ni debía involucrarlo. Cerré mis ojos unos instantes para tranquilizarme, cuando los volví a abrir le dedique una sonrisa a Keane, esperanzada de que pronto se tranquilizará -"digamos que estoy algo "loca"..."- susurré mientras le sonreí tímidamente. -"suelo ser muy impulsiva en muchas cosas pero tú no tienes nada que ver... con ello"- ahora me sentía bastante avergonzada.

-"Lo lamento de verdad... por unos instantes creo que te preocupe..."- el mesero volvió por la cuenta y la dejo en el lado del muchacho, con una sonrisa seria tomé la cuenta y saque de mi bolso una tarjeta de crédito, el mesero continúo mirando a Keane de una forma muy graciosa. Cuando se fue volvimos a quedarnos solos...

-"Gracias..."- susurré a lo que el me miró extrañado -"no suelo hacer cosas impulsivas... pero el día de hoy creo que hice muchas"- sonreí levemente -"gracias por sacar de mi algo que oculto la mayor parte del tiempo"- le sonreí tristemente.

No tuve mucho tiempo para reaccionar ante las acciones que el muchacho realizó a continuación. Tomó rapidamente mi mano y me empezó a llevar al mueble con una velocidad que en mucho tiempo no había descubierto. Posiblemente está era la velocidad natural de criaturas como él. Entonces llegamos al puente, caminando por lso rincones para peatones del mismo. El viento soplo con mayor fuerza en aquel lugar provocando que me diera un poco de "frío".

-"No... sé exactamente lo que es ser impulsiva..."- miré a mi alredor sin que nadie me viera, entonces de alguna forma inesperada para mi misma, subí rápidamente a uno de los barandales rojizos del puente, suficientemente ancho para sostenerme, empecé a caminar sobre el mientras me balanceaba... -"creo que esto es lo más impulsivo que he hecho hasta el momento..."- sonreí con debilidad.

No era la clase de personas... o vampiras por así decirlo que vivíera la vida de forma impulsiva, había aprendido con los siglos que los "impulsos" pueden acarrear consecuencias inesperadas y ciertamente trágicas. No podía negar que me molesté un poco cuando el insinuó que "subirme a una viga no era nada impulsivo", entonces inesperadamente tomó mi brazo y me jaló hacia él. Practicamente terminé cayendo en sus brazos, nuestros rostros demasiado cerca el uno del otro, incluyendo nuestros labios.

No sabía como reaccionar en ese instante, sin darme cuenta fui acercándome un poco más a él, casi hasta por poco rozar nuestros labios, pero no sucedió porque una voz en mi cabeza gritó tan fuerte que me alejé de él de un solo golpe. -"Yo... lo lamento"- coloqué una mano sobre mi pecho mientras trataba de controlar mis instintos... Él se encontraba igual de confundido que yo -"¿Qué es lo que llamas entonces... más "impulsivo"?"- pregunté con cierto nerviosismo, de pronto todo a mi alrededor era cálido.

La miré sorprendida y en cierta forma algo feliz, las actitudes del muchacho eran diferentes... más libres. Libertad era una palabra que en mi mente podía jugar una y otra vez, pero era demasiado confuso para algún día ponerla en práctica, al menos por ahora... cerré mis ojos recordando la popularidad y la fama natural de nuestra familia. Era diferente a ser libre.

Me reí mientras observaba al muchacho con sus brazos alzados, con cuidado, él volteó hacía mi y me dio su mano para que subiera a su lado, al hacerlo me coloqué nuevamente sobre el metal rojizo, el contacto con mi piel, provocó en mi cuerpo un ligero escalofríos. Trate de imitar al chico entonces alzando mis brazos mientras el viento soplaba contra miel... la sensanción del viento en aquel instante era mucho más de lo que deseaba... era un instante de libertad...

Me reí levemente, era un muchacho confuso, que no lograba comprender en totalidad, o la palabra misma hace mucho tiempo que no sabía con exactitud cuál era su significado; pero prefería no volver a adentrarme en aquellas aguas. Había aprendido mi lección... algo como lo sucedido, era díficil olvidar. Cerré mis ojos...

Entonces, nos descubrieron y él tomó mi mano una segunda vez, llevándome prácticamente con él, mientras corríamos escondiéndonos de los guardias de seguridad, no me di cuenta que estaba comenzando a reir, por unos instantes... estaba emocionada, era algo nuevo para mi, una experiencia... excitante que difícilamente podía explicar, de todos modos, corrimos rápido. Posiblemente por la naturaleza de Keane, que no estaba listo para comprender o la mía inclusive.. hasta escondernos detrás un edificio.. pasando la caseta del guardia en el puente. Respiraba agitadamente... escuchamos pasos y él reaccionó antes que yo, me acercó su cuerpo y me apegó acontra la esquina de una pared, en un rincón oscuro. Nuestros rostros nuevamente cerca... esto... no era algo que esperaba, definitivamente.

La oscuridad no podía afectarme, estaba demasiado acostumbrada a vivir entre sombras, de tal manera que la quietud de estos oscuros callejones, simbolizaban paz... Continuamos caminando en silencio durante unas horas más, el viento soplando, no sabía como expresarme. Sin embargo la noche avanzaba y pronto debía alimentarme también antes del amanecer.

-"¿Tienes un lugar donde quedarte?"- me miró sorprendido -"Conosco un lugar donde puedes quedarte la noche... seguro de todo peligro"- sonreí nerviosa, parecía que le estaba proponiendo algo indecoroso -"no.. no deseo que entiendas mal la idea... este..."- era una ventaja natural, ser un vampiro, por lo menos no puedo sonrojarme. -"ven..."- jalé de él, para llevarlo dos cuadras arriba en las oscuras calles, hasta colocarnos frente a un pequeño hotel en la zona residencial de brooklyn. -"Vamos..."- susurré, pero se detuvó -"¿Sucede algo?"- pestañee confundida.

Intenté moverlo, pero era bastante díficil. Sentí algo más... si pudiera verme en un espejo, talvez, solo talvez, podría vislumbrar el color rojizo de mis ojos, una presencia estaba cerca. Sin darme cuenta mordí mi labio inferior. -"Tienes que entrar en el hotel... pagaré todo, no te preocupes"- sonreí, pero no podía ocultar el nerviosismo detrás de ello -".... Keane, vamos"- realmente la noche se estaba convirtiendo en otro tipo de escenario, completamente inesperado, mi cuerpo se estaba llenando de varias sensanciones, que no deseba... sentir, al menos no, en ese instante.

El lugar no era como los lugares a los que estaba acostumbrada. Este lugar... era desagradable, traté de memorizar, otro sitio cercano, recordando que había otro hotel, más elegante, a unas cuantas cuadras de este. Sin embargo lo que menos deseaba en ese instante era salir... y exponer al peligro a Keane.

Cuando entramos, un hombre bastante feo, nos atendió, su mirada... no me gustaba la forma en la cuál, el recepcionista me miraba, creo que Keane notó lo mismo, porque sentí sus brazos alrededor de mi cuerpo, parecía protegerme... Me sentí bastante... extraña. Nos entregó la llave de la habitación 412, decidimos que era mejor subir en el elevador a la habitación en el cuarto piso. Estaba viejo y parecía un poco... desgastado. Cuando entramos en el, Keane me soltó... perdiendo el contacto de su cuerpo, la calidez... suspiré, me miró extrañada, me limité a sonreirle nerviosa, no quería mostrar mis emociones, mucho más la decepción, recayendo en mi cuerpo cuando su calor se alejó de mi.

El silencio se hizo presenté, pero mis sentidos estaban volviendo a la normalidad. -"Creo que... este no es lugar más adecuado para que te quedes"- susurré -"conosco otros sitios más agradables, prometo... que te ayudaré a buscar un lugar mejor..."- no lo miraba, coloqué mis brazos alrededor de mi cuerpo, este sitio era frío... demasiado frío.

No podía explicar la mezcla de sentimientos que tuve cuando colocó su chaqueta sobre mis hombros, el aroma masculino que desprendía la prenda era en cierta forma embriagador. Cerré mis ojos unos instantes para calmarme, tenía que calmarme... bloqueé muchos pensamientos de mi ser y mis emociones. En ese instante la puerta del elevador se abrió, el pasillo era oscuro, alumbrado por una extraña luz rojiza, en cierta forma me recordaba a las pesadillas que acosaban mi mente en una que otra ocasión.

Mientras caminabamos por aquel pasillo, pasamos junto a una habitación donde podíamos escuchar... "ruidos extraños". Moví mi cabeza a un lado, estaría roja como un tomaté de ser una humana... era obvio que significaban aquellos "ruidos". Por fin llegamos a la puerta correspondiente de la habitación y Keane tomó las llaves para abrirla.

Miré la habitación, tenía un tinte rojizo a su alrededor por la luz sobre ella, las paredes estaba cubiertas de papel tapiz con decorado y la cama... estaba hecha. El sitio era... bueno no podía completar lo que estaba presenciando, el sitio es... miré en dirección a la ventana. Tratando de evitar mi vista en la cama o sus alrededores, tampoco ayudaban demasiado los sonidos externos o junto a la habitación. Un poco nerviosa coloqué mi mano sobre mi frente. -"No lo sé..."- caminé tres pasos a la ventana y moví la cortina levemente, observando la solitaria calle. -"creo... sería hora de dormir, ¿no crees?"- no medí la insinuación de mis palabras, el abrió sus ojos y un tono rojizo cubrió sus mejillas. -"....."- por primera vez en toda la noche, no sabía que decir.

Moví mis manos frenéticamente. Nerviosa y avergonzada -"No... este..., creo que no expliqué bien mis palabras"- suspiré profundamente -"pensé que estabas cansado... es todo"- miré en otra dirección -"honestamente... no tengo sueño"- tenía demasiado alerta cada uno de mis sentidos que era confuso -"perdón..."- baje la cabeza apenada, caminé tres pasos hacía la ventana, donde había un sillón viejo y polvoso. No me tomé la molesta de limpiar el polvo... solo me senté -"Si... si quieres podemos charlar"- miré a la ventana -"faltan muchas horas para el amanecer...."- cerré mis ojos.

Cuando tocó mi corazón, sentí algo extraño... mi corazón no latía, talvez el físico, pero... el corazón de mi alma. Miré sus ojos... ¿cómo podía explicarle mi vida?. Con cuidado coloqué mi mano unos segundos sobre la suya, su piel era cálida, suave, amable. Sentía mucha más tristeza que antes... ¿Por qué?, no podía explicarlo.

Detestaba ver el futuro, sentir el futuro. Cerré mis ojos suspirando lentamente, antes de retirar su mano de mi pecho. -"Es... complicado"- susurré, me acerqué un poco más a él, colocándome de puntas y besando su mejilla suavemente -"Pero gracias... por ofrecerte a defenderme"- susurré. Miré sus ojos, llenos de inocencia... y una tristeza similar a la mía.

-"Siento... colocar esta tristeza sobre ti... lo más seguro es que aún, tengas la tuya propia"- no supe porque dijé esas palabras, estaba comenzando a marearme nuevamente, odio mi mente y aquellas cosas que oculta. Acaricié su mejilla -"Lo siento mucho..."- porqué me sentía de esta forma con él. En palabras sencillas, no debía acercarse a mi, estaba colocándo su vida en peligro. No quería colocar su vida en peligro... pero no podía alejarme.