"Mi departamento tuyo"

Inmortalidad, esa palabra me golpea de lleno aun más que la tristeza de su voz o de mi propia tristeza, George el amor de mi vida mi futuro esposo era inmortal y yo no, así de simples se volvieron las cosas en ese momento, “trescientos diez años es en verdad mucho tiempo, debiste vivir muchos sucesos y no todos en verdad agradables” intento desviar la conversación pues sabía que si me dejaba envolver por la tristeza otro mal momento se adueñaría de nuestra noche y ya era demasiado por una noche, para nuestra primera noche juntos “veamos debiste estar en la Primera Guerra Mundial, en la Segunda, la caída del muro del Berlín” hacia trabajar a mi mente recordando cada fecha histórica importante para no obligarme a pensar en un suceso que me golpea descaradamente un hecho simple, al que nunca antes le había huido pero que ahora me aterraba solo de pensarlo George nunca iba a morir y yo lo aria, o incluso peor aun él siempre seria guapo y elegante encerrado eternamente en sus veintitrés años inmortales y yo debía envejecer y marchitarme como una flor al final de sus días, me muevo sobre su pecho y escondo el rostro sobre él intentando que esas ideas abandonen mis pensamientos.

Desde que mi ahora futuro esposo haba regresado a mi vida me hice la firme promesa de pasar a su lado los mejores momentos de mi vida pero la esperanza de no solo pasar una vida sino la eternidad se presentaba frente a mí, me sentía extrañamente sorprendida feliz, llena de nuevas esperanzas pero a la vez de temores, era como jugar una ruleta rusa sabiendo que en cualquier momento se podía perder.

Observo sus ojos con los míos empañados de lagrimas, una posibilidad de vivir a su lado para siempre, ser inmortal a su lado, pero era solo eso una posibilidad un leve rayo de esperanza en un mundo de sombras, es como pedir un milagro “si esa oportunidad existiera la tomaría sin importarme nada, quiero estar a tu lado George, no solo el resto de mi vida sino el resto de la eternidad” no quiero aferrarme a sus palabras pues es solo una posibilidad y no soportaría que esa posibilidad terminara en lo que debía ser lo más natural un simple imposible “si pudiera daría todo lo que tengo por esa posibilidad amor mío, quiero estar contigo todos y cada uno de los días que le restan a este mundo” poco a poco me estoy aferrando a esa idea que no conozco que solo esta en la mente de mi prometido pero que quizá con un poco de ayuda pueda solucionar esta pequeña contrariedad llamada vida y muerte.

Morir, es el precio que debía pagar para vivir para siempre con el hombre que deseaba para mí “amor mío si morir y sufrir es el precio que debo pagar por vivir a tu lado la eternidad lo pagare con gusto, quiero estar a tu lado no me importa el precio que deba pagar por eso” con mis labios comienzo a limpiar sus lagrimas verlo llorar me rompía el alma “no amor mío, esto no es un motivo para llorar, es una esperanza que se nos brinda, ya te dije por estar a tu lado are lo que sea, morir, renacer, sufrir, reír, llorar no me importa lo are todo con gusto solo por estar a tu lado la eternidad entera” necesito encontrar las palabras adecuada la forma de hacerlo conservar la calma, después de todo ambos estábamos consientes de una sola situación fuera como fuera yo debía morir, ya fuera por la edad o por la ponzoña de un vampiro que se llevara mi vida por siempre para regalarme la bendición de la inmortalidad.

Vuelvo a recostarme en su cuerpo dejando mi cabeza en su hombro y mis labios a la altura de su cuello aferrándome a esa esperanza que se presenta en nuestro pensamiento para solucionar nuestro inconveniente “te amo, y por ese sentimiento are lo que sea necesario” susurro sobre la piel de su cuello antes de besarlo una y mil veces más disfrutando el sabor de su piel sobre mis labios.

Sello sus labios con mis besos desesperada por hacerlo entender que esta bien que entiendo los riesgos, los problemas que implica una vida inmortal “déjame que sea yo la que tome esa decisión, solo prométeme que aceptaras lo que yo decida y que no aras nada por hacerme cambiar de opinión” desde que me había hablado de esa posibilidad me había aferrado a ella con todas mis fuerzas no iba a dejar por más que me dolieran sus palabras o que mi propio miedo me quitaran esa oportunidad de estar con él eternamente “por esa necesidad que tienes no solo tú de mí, sino también yo de ti, te pido que me dejes vivir aferrada a esa posibilidad a esa sola ilusión de poder vivir contigo eternamente, si tu haz vivido de esa forma poco mas de tres siglos déjame vivir de la misma forma” me aferre a sus brazos y a su cuerpo llenándolo de besos en cada centímetro de su piel que quedaba a mi alcance.

Levanto el rostro de su hombro y busco su mirada pues sus palabras entrecortadas me preocupaban un poco más de lo que debería importarme “si para vivir una eternidad a tu lado debo aguatar el más inmenso de los dolores, esta bien amor mío” acaricio su mejilla viendo aun algunos rastros de ese dolor que hacia momentos antes lo hizo derramar una lagrima. Me pongo de pie y me paro justo enfrente de él haciendo que sus ojos y los míos se vieran directamente para evitar en la medida de lo posible alguna especie de engaño “escúchame bien amor mío, porque esta es la primera de las veces que te lo diré” respiro profundo esperando encontrar el valor en mi ser y sobre todo que mi voz no se quiebre en un momento fundamental “por el amor que siento por ti soportare todos y cada uno de los retos que se me pongan enfrente, si tu estas a mi lado ningún dolor será más fuerte que el amor que sentimos por ambos” respiro asegurándome de aun tener el aire, la voz pero sobre todo el valor de decir lo que estaba pensando “solo tú eres el único que puede hacerme sentir el más grande de los dolores, solo tus acciones o tus palabras pueden hacerme daño a partir de este momento” me vuelvo a sentar en sus piernas y comienzo a darle besos por toda la cara.

Por primera vez en toda la noche me sentí extrañamente cansada, al parecer todas las emociones del día estaban haciendo sus estragos en mí, “la eternidad y un poquito más, solo para no quedarnos cortos” me acurruco en su pecho comenzando a dormitar disfrutando el aroma de su piel y la calidez de su cuerpo “te amo George” susurro sobre su pecho mi entras poco a poco mi cuerpo se acomoda entre sus brazos comenzando a quedarme dormida soñando ese día en el que por fin estaremos juntos para siempre.