Mientras la vida pasa

Brooklyn de nuevo. Un lugar que en realidad no me parecía tan feo como lo pintaban algunos. He conocido lugares, de verdad peores. Continuaba con mi vida de trotamundos, era increible volver a encontrar un poco de esa libertad luego de tantos años de... bueno, luego de muchos años.
No sabía ni donde estaba exactamente, pero una banca que vi, se me hizo el lugar ideal para sentarme y... ver que la vida pasara.

Me acomodé mi reloj, el viejo, pobre aquel al que se le estaba ya tronando la correa, cuando levanté la cabeza de golpe... miré hacia el extremo de la acera, era una chica rubia, bajita, pero bastante atractiva la que me sonrió del otro lado. Tenía algo extraño, algo que de verdad me hacía dudar de ella, así como de algunas personas que he conocido recientemente.
¿Quién era ella?
Mi pregunta iba a ser contestada, pues justo en ese momento, ella se acercó a mi a paso lento.

Ella me pareció de lo más amable, aunque había algo que aun me olía raro... literalmente.
- ¿Cullen? - pregunté extrañado - Yo conozco a una Cullen - recordé en ese momento a Carmen, la chica atractiva que había encontrado en el avión antes de llegar aquí
Kate levantó los hombros, no sabía muy bien de qué hablaba.
- ¿Conoces a Carmen Cullen? - ella asintió - ¿tu eres su hermana? - ella volvió a asentir... entonces me di cuenta de que Carmen no se había equivocado. Sus hermanas eran muy hermosas

Luego que lo pensé, era obvio la confusión de ella. Me rasqué la cabeza, bueno, no conocí bien a Carmen, pero lo poco que sabía de ella hacía que me cayera muy bien.
- Oh, lo que pasa es que venimos juntos en un avión, yo soy de Francia, pero tome un vuelo desde Inglaterra para llegar aquí, y ahí me la tope. - Kate movía la cabeza como tratando de cacharme lo que decía - sí, y me habló de qu tenía hermanas... pero, no creí que me dijera la verdad, más bien, se quedó corta con lo que dijo de ti... quiero decir, eres más bonita de lo que imaginé
Ella levantó una ceja como si no me creyera, yo le sonreí, juro que decía la verdad.

Ella titubeo a la hora de intentar agradecerme el cumplido, cuando me di cuenta que no me había presentado.
- Lo siento, soy un tonto - le extendí la mano - Keane Osman a tus ordenes Kate - ella me sonrió y estrechó mi mano... de nuevo ese escalofrío. No pude evitarlo, la solté de inmediato, casi como me había pasado con su hermana Carmen. - lo, lo siento, es que... estas, eres, digo... - me sacudí un poco la cabeza - lo siento, es que...

De pronto los dos nos quedamos de piedra, mirándonos. Era tan extraño estar con una chica como ella... aunque ultimamente me ha tocado ver chicas tan hermosas... Que buena suerte la mía

- Además, no tienes nada que agradecerme, es verdad lo que digo - sonreí

Quise poder decirle más sobre su belleza, pero yo mismo me mordí la lengua, no quería cometer más burradas en tan poco tiempo. Por que eso solía ser siempre.

De nuevo silencio. Nos mirabamos y sonreíamos apenados... Eso no me agradaba nada, debía de romperlo.

Me aclaré la garganta y pregunté

- Y... ¿qué haces por aquí? digo, no es normal que una chica guapa ande sola - ay Keane... de nuevo, empezabamos mal.

- Lo mismo digo - dije después de su comentario, sin embargo noté que antes ella se había comportado un poco como yo, tratando de pensar las cosas antes de decirlas. - con respecto a la soledad, pues... - lo pensé un segundo - tal vez sea mi nueva mejor amiga, no me desagrada - "además" pensé "Tengo que volver a acostumbrarme a ella".

Me levanté de la banca de golpe, ella me miró extrañada.

- ¿Quieres dar un paseo? - pregunté sonriendole

Levanté los hombros.

- No conozco la ciudad, soy nuevo también - ella hizo una expresión de sorpresa - eso quiere decir que... irémos a dónde el camino nos lleve. - para mi grata sorpresa ella aceptó y caminamos por el parquesillo - no es la primera vez que me paseo por Brooklyn, pero no lo había hecho acompañado... es más grato que la soledad. - admití dedicandole una sonrisa.

Los dos nos encontrábamos bastante sonrientes, y cómo no estarlo. Sin embargo nos quedamos callados. Curioso, justo en el momento en que los dos íbamos a decir algo, sonó un teléfono. Los dos nos quedamos extrañados. Miré mi mochila, sí tenía un celular, pero nunca recibía llamadas, de hecho, debía de estar a estas alturas muerto. Y en efecto, así estaba, pero seguía sonando.

- Creo que debe ser tuyo – le dije y ella buscó en su bolsa. En efecto era una llamada para ella, me pidió que la disculpara y contestó.

Yo me quedé de pie viendo como se alejaba para contestar, en realidad no sabía de qué hablar con ella… creo que lo último que le iba a preguntar era sobre su música favorita. Espere a que volviera.

- ¿Tu hermana? ¿Carmen? Ah, me hubieras dicho, tengo ganas de hablar con ella, no nos vemos desde… el avión – Kate me miró curiosa – es que… bueno, cuando la vuelvas a ver, dile que le mando saludos… es que, verás, nos hicimos buenos amigos.

Silencio. No sabía cómo explicarle que de alguna forma me había prometido su hermana que ingresaría a la escuela con ella… aun me sentía como un aprovechado.

- ¿Quién se esconde? – pregunté retornando a lo último que dijo ella – pues no se esconde nadie, no me gusta ser una persona con secretos – excepto aquel de ser un hombre lobo… - nací en Washington, pero toda mi vida ha sido en Francia… o por lo menos lo que me interesa de ella, jamás había conocido

No pude terminar de decir lo que quería decir... Simplemente, se me salió decir eso... no le iba a decir que jamás había conocido a una chica como ella, o mejor dicho, a tantas chicas hermosas desde que salí de allá

- Digo que jamás había conocido Nueva York - si, eso - es... es la primera vez que piso esta parte del país. La ultima vez que vine fue sólo a casa de mi abuelo, vive en una reserva, odio ese lugar, casi siempre está nublado, me da escalofríos... - hice una mueca y la miré detenidamente a esa sonrisa que me provocaba cambiar de lado la mirada - ¿Y quien se esconde tras de Kate, eh?

- Generalmente es así - coincidí con ella - uno quisiera siempre algo más, pero... - levanté los hombros - no siempre se puede.

Sin embargo no sabía como ella no podían ser como querían, parecía tan segura de si misma, tan guapa, era tan fácil para ella poder... minimo, hipnotizar con su mirada a cualquier chico que se encontrara en el camino.

- ¿Qué más hay de Kate? - pregunté curioso - ¿qué más hay de Kate que quieras decirme?

En verdad que había algo que me llamaba la atención de ella. Era como si cada momento a su lado fuera... algo inesperado.

Ambos caminamos un rato más, y despues me invitó a cenar. No podía rechazar la oferta, y menos con una chica así a mi lado. Luego me miré las fachas y toqué mi bolsillo... odiaba no tener ni un centavo en la bolsa. Aunque... - busqué en mi mochila si estaba aun una tarjeta que me habían dado mis padres... justo en ese momento recordé que se había terminado con el viaje a Estados Unidos, entonces me acordé de un guardado que tenía.

- De acuerdo - sonreí feliz de recordar que me quedaba un poco de dinero - vamos por unas hamburguesas - esperé que le agradara la idea... como a mi