En casa...

Cuando llegamos al enorme edificio que decía ser la casa de Rachel. El mismo recepcionista que ya había conocido me miró aterrado, o más bien, estaba asustado de ver como llevaba a Rachel en mis brazos

- No se preocupe, está bien - dije, pero el sujeto intentó arrebatarmela, y de no ser por que la misma Rachel insistió en quedarse conmigo, el sujeto iba a ser capaz de llevarsela. - No te preocupes, conozco cómo llegar... vente chico - le dije dirigiendome al perro, que estaba a punto de ser detenido en la entrada por el mismo guardia de seguridad - él viene con nosotros - y con Rachel dandome la razón, entramos

Subimos al elevador, era extraño volver a subir en él, yo casi juraba que no la volvería a ver, había hecho demasiado por mi, supongo que yo mismo pensé que estaba abusando de ella.

Sin embargo ahora era muy diferente, por ejemplo, yo ya sabía que ella era un chica y en segundo... si la primera vez, ella me besó, ahora yo quería hacerlo. ¡Demonios! Tenía que descubrir porque me habían nacido tantas ganas de ello... quizas era simplemente porque tenía a una hermosa chica en mis brazos, con un delicioso aroma a lavanda.

Ella me había dicho que era divertido recordarlo... yo le llamaría más que divertido, un bello recuerdo.

El perrito estaba dando vueltas por el elevador impaciente.

- Ya calme, estamos a punto de llegar... - e increiblemente tenía razón... se abrio la puerta del elevador.

El departamento de Rachel... ¿qué departamento? El penthouse de Rachel. Me intimidaba un poco, lo admito, y aun así, me gustaba mucho. El perrito se encontró en una nueva casa donde no le costó trabajo adaptarse corriendo por toda la casa. Dejé a Rachel en el sillón donde comenzó a hablar rápido, yo no le entendí todo, sólo que pidió pizza hawaiiana.

Volteé alrededor, vaya, se veía tan igual, como si ese día no hubiera llegado yo a... bueno, hacer una batidillo en el cuarto de lavado.

Miré a Rachel que se notaba todavía sonriente, pero que aun le costaba trabajo levantarse. Era curioso pensar que... era sólo una humana. Le impedí que se parara

- Aun estas lastimada - le advertí - no se te ocurra levantarte o será peor... - ella insistió, pero yo la detuve con una mano en el pie. Le quité el zapato y chequé como estaba, ella se quejó, pero no mucho, sonreí - es sólo un torsón... ¿donde tienes vendas y algun desinflamatorio - ella me señaló el baño que ya conocía y fui a él...

Cuando volví ella estaba igual como la había dejado. Le quité la media rota y puse algo de pomada en su pie frotandolo...

- Vaya, hasta tienes los pies perfectos - ella sonrió orgullosa - ¿hay algo de ti que no lo sea? - pregunté mientras aun masajeaba su tobillo

Perfectos. Yo cuanto ansiaba ser perfecto... aunque parte de esa imperfección mía me agaradaba. No podía aguantar tanta presión como la de Rachel... sentía que todo en ella debía ser como debía ser, sin salirse de la linea, del canal.

- No, no tienes nada que agrade... - me dio un beso en la frente que rápidamente me puso nervioso - ...cer. Estas bien sólo te torciste - le puse la venda en los pies - tu hubieras hecho lo mismo por mi... dime si te lastimo... ves, no pasa nada - subí la mirada, teminé de vendarle el pie, yo hincado, como ceni... ash, esa Bridget y sus cuentos de hadas que hacía verlos millones de veces.

Me puse nervioso. Me levanté cuando sentí que el perro corría al baño.

- Yo voy... tras... tú, no te muevas - sonreí y fui a dejar las cosas al baño, vi que el perro se paró justo a un lado de la taza del baño - ¿qué quieres ir al baño? - movió la cola... Alcé la ceja... algo me decía que este perro no era tan callejero como yo pensaba.

Las pocas veces que Bridget había insistido con un perro, mis padres se lo negaron, intentó entrenar a uno, pero éste jamás pudo hacer lo que ella quería, y mis padres regalaron al perro... Pero de las cosas que me acuerdo bien es que intentó enseñarle que ponerse junto a la taza significaba que tenía que salir a hacer sus necesidades. El perro me parecía más bien un perro abandonado.

- Bien, entonces vamos a que hagas lo que tengas que hacer - y al entender mis palabras el perro salio corriendo, justo en el momento en que abrieron la puerta para entrar la comida, el perro salió y yo tras de él - ahora volvemos - pude decir antes de desaparecer junto al perro que no sabía como aguantar los miles de pisos de altura - ya casi compañero, ya casi...

Apenas abrió la puerta el guardia para que pudiera por fin descansar su alma. Vaya, me parecía que si mi hermana hubiera encontrado a un perro como este, chance hubiese tenido uno antes de...

"Ahi vas de nuevo..." puse mis ojos en blanco, yo mismo ya me estaba hartando de mi

- Vamos chico, de regreso - el perro se puso a oler la banqueta y volvió conmigo. El vigilante me vio fijamente, pero de nuevo lo ignoré y subimos los mil pisos de vuelta.

Habían dejado la puerta abierta y justo adentro una Rachel diferente a la que había dejado en el sillón...

- ¿misión? - pregunté sin entender, pero ella miró al perro que se estaba rascando una oreja... - ah, es misión... ven amigo, hoy te toca bañó

No lo hubiera dicho, tan inteligente era para decir que quería salir, como listo para entender que no quería bañarse...

Fui a darle toda la vuelta a la casa, el perro estaba resistiendose al baño y si había algo peor, estaba tirando todo lo que encontraba a su alrededor. En ese momento dejé de pensar que era un perro educado.

- No perro, no, deja, no... eso no es... ¡cuidado! - brinqué para atrapar una lámpara que estuvo apunto de tocar el piso - perro malo - le dije mirandolo decepcionado, mientras que él me miraba muy sonriente - uno que te quiere hacer el favor... - dejé la lampara a un lado y lo miré serio - no puedo creer que desaproveches una casa así, todo por no querer bañarte, y además romper todo, perro eres muy... - lo agarré del cuello - jaja, te gané! no eres tan listo... - lo arrastré hasta llevarlo al baño donde Rachel me esperaba con burbujas y todo. Dudaba que al perro le fuera a ser igual eso de las burbujas, era lo que menos le importaba. Cargué al perro que se aferraba al piso y...

¡Splash! Salpicó todo intentando escaparse

Yo siempre creí que el unico que siempre daba lata para meterse a bañar era yo mismo, pero este perro me había demostrado que no era verdad, que siempre hay alguien peor que uno.

Volvimos a la persecusion del perro por toda la casa. Era increible como de pronto la fina casa de Rachel se estaba convirtiendo en una alberca pública. Rachel se fue tras del perro, pero éste la jaló con tanta fuerza que se la llevó, la logré cachar antes de que tocara piso, pero me resbalé con tanto jabón que había en el piso, yo caí de espaldas y Rachel encima mío

- Puedo acostumbrarme a estar así - dijo mirándome, yo ya no sabía que hacer, ella era como una dama fina que tenía todo lujos, y yo era como el perro que se escapaba de todo, vagabundeando y con ganas de aun besar a la damisela en peligro

Ella fue acercando su rostro al mío... y yo no me iba a oponer, todo lo contrario, también me empecé a levantar paa alcanzar su rostro...

Sentí un aliento muy cerca de mi, comencé a cerrar los ojos... y entonces sentí... que me estaban lamiendo la mejilla.

Rachel y yo volteamos a ver que el perro al final se había animado a acercarse a nosotros... justo ahora que era lo que menos me importaba.

El perro realmente terminó completamente diferente a lo que esperaba. Yo pensé que iba a ser solo un poco lindo, pero con el tallado que le dio Rachel y el jabon más las burbujas, terminó un hermoso golden.

Rachel tenía razón, ahora los que necesitabamos un baño eramos nosotros. Supongo que ya se está haciendo costumbre eso de tener que bañarme cada que estoy en casa de Rachel.

Para no perder costumbre, Rache me llevó al cuarto de su hermano, que de nuevo estaba abandonado, me dio ropa

- Algo menos elegante, por favor - ella me miró y dijo que lo dejaría en la cama cuando saliera de bañarme... Me llevó empujando al baño...

Me encerró, y me vi de nuevo en ese espejo. Vaya, si que estaba fatal, con todo esa jabon... Me sacudí la cabeza... demonios, ahora ya no sabía como actuar frente a ella ¿debía hacer caso a mis instintos que me decían que debía besarla o... ?

Primero a bañarme...

No recordaba lo relajante que era el agua hasta que estaba de nuevo en ella. Alguna vez, un maestro me dijo que uno se relajaba tanto en un baño que de ahí surgían las ideas... Aunque no quería imaginar ni pensar en nada.
Cerré los ojos dejando que el agua terminara de empapar mi cuerpo. ¿qué iba a hacer ahora? Digo, sí, es obvio que me gusta, pero... pero no debía de gustarme, después de todo

- No seas tonto Keane - me dije a mi mismo - a ella ya no le importaría que avanzaras... - me quedé pensativo, no quería que ni la voz interior me dijera algo que ya notaba, era inevitable que ella ya no estuviera, pero sentía, adentro de mi que la estaba engañando. - estupideces...

Terminé de bañarme y me sequé de nuevo con esa toalla que era tan suave. Me miré al espejo y vi a alguien diferente, hasta parecía decente.

Me encontré afuera con algo parecido a un pants, ¿o era una pijama? ¿Quería ella que me quedara toda la noche? Estuve contemplandola un largo rato. ¿qué pasaba si aceptaba su invitación y me quedaba una noche en su casa?
- Estoy seguro que no era esa la intensión... - miré las pantuflas - o tal vez si

Me senté en la orilla de la cama, pensando y pensando en ella, es que no sabía qué hacer, cómo comportarme... Por Dios, sólo era un chiquillo que...

Respiré profundo.

- Vamos Keane, deja el drama - tomé el pants y me cambié... ¿qué podía pasar? Salí y llamé a Rachel, me veía tan estúpido, ni siquiera mis padres me habían hecho usar un pants así... me encontré con el perrito que estaba acostado en pleno pasillo - ¿tu qué dices? ¿cómo me veo? - apenas levantó la vista - así que también te cansaste de la corretiza eh - le rasqué la oreja - ahora te ves mucho mejor...

En ese instante asomó Rachel preguntando si teniamos hambre, creo que con tanta cosa, lo había olvidado. Así que acepté gustoso su invitación. Cuando la miré casi suelto una carcajada, hasta que caí en cuenta, ella llevaba un pants rosa y yo uno azul. Esa situación era más rara aun... gruñó mi estómago... bueno, lo averiguaría después

De pronto Rache se fue y el perro y yo nos quedamos en la cocina esperando a que terminara de calentarse la pizza. Él estaba tirado en el piso mirando el horno, y yo con la mesa y mi mirada fija en el mismo objetivo.

Sonó una campanilla anunciando que estaba listo, el perro y yo nos levantamos al mismo tiempo, emocionados.

- ¿Quieres? - el perro se acercó tratando de arrebatarmela - ya, ya te doy... ¿sabes? creo que necesitas un nombre, no todo el tiempo te puedo estar llamando "Perro"

Escuché pasos y vi que Rachel regresaba maquillada. Arqueé las cejas.

- ¿Por qué te maquillaste? - pregunté curioso, ella me puso mala cara y dijo que así se veía mejor - me gustaba más como te veías sin tanto... - me volvió a malmirar y me reclamó que por qué me había reido - ¿qué no es obvio? - su silencio me dijo que no, no era obvio - tenemos pijamas iguales, me pareció chistoso ¿quieres? - le ofrecí un pedazo de pizza - me gusta más como te ves natural - mordí mi pizza

Ella se fue a lavar la cara en lo que el perro y yo seguiamos comiendo muy entrados. Esa era vida. Sin embargo, me quitó de volada lo que estabamos comiendo, dijo que era momento de "el gran cuarto film". La seguí, hasta que volvió a pisar en falso, la volví a cargar y ella sonrió... su sonrisa. Mira a otro lado Keane

Entramos al cuarto y en verdad que tenía toda una videoteca. Vaya, era...

Entonces volteé y mis ojos se toparon con una magnifica colección, la más deseada por mí a partir de que lo vi.

- No puedo creerlo, tienes todas las películas de James Bond - La dejé a un lado a la chica para ver de cerca - desde Sean Connery... Moore, Brosnan... Craig... casino Royal, adoro Casino Royal - dije tan emocionado que me olvidé de todos mis problemas en ese instante

Era genial, amaba a Vesper, pobre James... digo, es que es un ser que sufre tanto, jamás está con nadie, y cuando decide enamorarse, ella muere. ¿Qué acaso también tenía una maldición como la mía? Amar a alguien no sólo es hacerlo sufrir... Había adoptado una filosofía de James que parecía un poco absurda si alguien que no lo había visto no entendería. Era quizas el unico chico que todos querían llegar a ser...

Sólo me faltaba un auto, manejo de armas así y... bajé la mirada, Rachel estaba dormida y yo ni cuenta me había dado. La hice a un lado para que se acomodara en su almohada, entonces se medio despertó

- ¿Qué? ¿Ya acabó? - dijo aun perdida entre el sueño y la realidad

- Calma, sólo iba a poner la siguiente película - me levanté y fui a cambiar el DVD. Tomé Quantum - ¿sabes que aun no sale a la venta? - ella sonrió orgullosa. Puse la película y volví con ella.

Se volvió a recostar en mi pecho y antes de que terminara la primera persecusion... se volvió a dormir.

De pronto ya no me causaba tanto interesa James, sino el angelical rostro que tenía en mi pecho, que respiraba de forma tan ritmica que hasta en eso tenía que ser perfecta... Olí su perfume, me gustaba mucho... cerré los ojos, si, como me gustaba el olor...

Seguí mirándo la película, perdiendome a ratos para mirarla...

Cuando me di cuenta, ya estaba soñando que estaba en un Aston Martin 64, con un traje tipo James y mi chica Bond exactamente igual a Rachel...