Comenzando una nueva vida

Había sido un vuelo largo, demasiado largo y cansado. ¿De quién había sido la brillante idea de venir a los Estados Unidos? ¿Qué tenía de malo Kenya? Y encima a Nueva York, tan diferente a todo lo que había conocido hasta ahora... Grande ruidosa, llena de gente, vida y movimiento... A todas horas. En fin, eran órdenes de mi padre, y es el único al que no le discuto nada. Yo tendría que ir primero, y mi padre me alcanzaría después. Mientras preparaba el viaje, me había preguntado si lograría acostumbrarme a una ciudad con ésta. Oh, lo haría, sí... Estaba entrenado para vivir en cualquier medio, desde una jungla oscura hasta la ciudad más populosa. Nueva York no sería la excepción. Apreté la cruz que había llevado puesta durante todo el viaje, y aquellos pensamientos volvieron a mí, y empezaron a dar vueltas, como siempre. ¿Estaría ella aquí? Los informes de mi padre decían que era muy posible... Pero si ya era difícil en África, no me imagino lo que será aquí, con tantos lugares y tantas personas... "No, no pensaré de esa forma... Juré que la encontraría, y es lo que haré. Suceda lo que suceda después..." Ésta es la parte que no me gusta... No sé si tendré el valor para acabar con la vida de mi única familia de sangre... Aunque sea un monstruo... Pero ni mi padre está totalmente seguro al respecto, así que aún puedo guardar alguna esperanza. Busqué la salida, mientras arrastraba mi maleta. A pesar de que me mudaba por un largo tiempo, no llevo más equipaje, acostumbro viajar ligero. Hubiera traído sólo una mochila, de no ser porque mi padre se empeñó en que trajera todas mis cosas. Según el plan, mi auto estaría esperándome en el estacionamiento. Luego tenía que dirigirme al hotel, y esperar indicaciones. ¡Bueno, pues ahí voy, Nueva York!

Iba hacia la salida, como todo el mundo, cuando de la nada salió una chica, y se tropezó conmigo... Cayó al suelo, y sus cosas y mis cosas se regaron por el suelo. También fue culpa mía, reconozco que iba distraído con mis pensamientos.

-Lo siento... -dije, mientras recogía todo del suelo. ella farfulló algo de que debería fijarme por dónde caminaba. Entonces nuestras miradas se encontraron, y por unos segundos me quedé sin palabras... Era la mujer más hermosa y sexy que había visto, y se nota que no es cualquier persona... En eso, mi instinto de cazador me alertó. Una mujer demasiado hermosa, demasiado atrayente... Demasiado pálida... ¿Sería uno de "ellos"?

"Pues claro que lo sientes"... Parecía enfadada, y noté que se le había roto el vestido, aún así se veía encantadora... Al mirar sus ojos, no me quedaron dudas... Es una de "ellos". Pero, por alguna razón, eso no parece algo tan importante ahora. ¡¿Pero qué carajos estoy pensando?! ¡Despierta, Benjamin, es una vampiresa! ¿Has olvidado lo que son? Claro que es hermosa, todos ellos lo son, y por eso es que son tan peligrosos... Mi padre me daría un golpe si supiera que me estoy dejando seducir por una vampiresa. Noté que se iba, pero antes se volvió a mirarme...

- En verdad lo siento... ¿Hay algo que pueda hacer para compensarte? -No sé por qué lo dije, sencillamente no pude evitarlo...

¿"Algo divertido"? No estaba pensando en ese tipo de compensación, precisamente. ¿O sí? De todas maneras, no tengo que presentarme en la estación de policía hasta mañana... Ahora mi padre me daría un coscorrón, por pervertido. Pero a ver, ambos sabemos lo que somos, nadie está engañando a nadie, ¿qué podría pasar?

- Yo tengo mi auto aquí, pero no creo que sea de tu agrado... -le dije, no había pasado por alto que un chofer había venido por ello, en un Cadillac negro que de buena gana conduciría. Un Impala del 74 no parece el tipo de vehículo que ella preferiría...

No supe qué decir cuando me lanzó las llaves del Cadillac, sólo atiné a atraparlas en el aire. La miré, y tenía una sonrisa a la que sería imposible resistirse, sólo siendo de piedra... Y además me ha pedido que conduzca ESE auto. Bueno, el mío no será un último modelo, pero...

- No irás a pedirme que deje mi auto tirado aquí, ¿verdad? Es decir, no es como éste, pero es especial para mí -No es que crea que se lo vayan a robar de aquí, y aunque lo hicieran, sería sólo para venderlo en partes... No, qué horrible pensamiento... Pero es que igual no me gusta que mi auto se quede abandonado quién sabe por cuánto tiempo, además, tener que volver aquí, sería una pérdida de tiempo. Y mi padre me matará por eso... Nunca he podido mentirle, siempre se da cuenta. O me conoce muy bien, o yo miento muy mal...

Bien, ya no tenía que preocuparme por mi auto, eso es algo bueno. Ella dio una vuelta sobre sí misma, preguntando si se veía bien así. Ahora entiendo lo que me decía mi padre, sobre la peligrosa fascinación que podían ejercer estas criaturas, es que sencillamente es imposible dejar de mirarla, no hay nada más que perfección en cada uno de sus rasgos...

- Hasta vestida con andrajos serías bella, y lo sabes... -le dije, respondiendo a su coqueta sonrisa. mencionó que quería un día divertido... Uhm...- Depende de lo que tú entiendas por diversión... -dije, sonriéndole de nuevo, mientras le abría la puerta del copiloto, luego me senté al volante- Puedo ver que tú sí eres de aquí, pero yo no, así que si quieres, me puedes guiar... -dije por último, mientras ponía en marcha el auto...

Perdernos por la ciudad... Eso sonaba muy interesante... Si fuéramos personas normales, eso podría resultar peligroso, una chica de clase alta y un chico que nunca ha estado en New York, perdiéndose por allí, a donde los llevara la noche... Pero en el caso nuestro, una vampiresa y un cazavampiros, los que tenían que temer eran los que pudiesen toparse con nosotros. Conduje en dirección a un puente enorme que se veía allí cerca, y sin más, decidí cruzarlo. Un cartel nos dijo que nos dirigíamos a Brooklyn, esto se pone cada vez más interesante... En eso, me di cuenta de una cosa...

- Oye linda, perdón por la mala educación, no me he presentado... Soy Benjamin Watson, ¿y tú?